Luchemos contra el Termidor chapín

Tenemos que luchar en contra del triunfo de un Termidor en Guatemala, es decir, de un golpe contra-democrático, disfrazado de respeto a la institucionalidad y al «sistema democrático», contra el movimiento ciudadano en protesta.

No olvidemos que la ciudadanía en protesta ha puesto en tela de juicio, de manera simultánea, tres niveles y momentos de la totalidad estructural y superestructural de Guatemala.

Primero, ha puesto en tela de juicio al gobierno de OPM y con ello ha agudizado la crisis de gobernabilidad que reconoce incluso el Cacif, la UFM, la Escuela de Gobierno de Dionisio Gutiérrez y hasta la Fundación contra el terrorismo.

Segundo, ha puesto en tela de juicio el sistema político (tanto al sistema electoral como la institucionalidad que lo soporta y legitima) desatando con ello una crisis de legitimidad política sin precedentes. Y es de este nivel y momento dialéctico de la totalidad social que no pasa – y, por razones ideológicas y normativas no puede pasar – el extremo centrismo y el liberalismo chapín.

Y, tercero, y más seriamente, el momento presente se caracteriza por una crisis de hegemonía que está poniendo en crisis a la totalidad del Estado (sociedad política + sociedad civil + sociedad económica). Es una crisis de hegemonía que no ha sido creada por #RenunciaYa pero en la que confluyen movimientos contra-hegemónicos procedentes de varios espacios geográficos y dimensiones temporales que incluyen a comunidades indígenas, luchas en resistencia contra el extractivismo y la agro-exportación, luchas de resistencia popular y también por supuesto las ciudadanía en protesta.

De la crisis de hegemonía solo hablamos unos/as pocos/as. Pero el intento por delimitar los cambios que se necesitan solo al nivel de y en el momento de la crisis de legitimidad representa una maniobra de tipo Termidor que es, en realidad, un contragolpe y, de hecho, un constitucionalismo anti-democrático Detrás de este golpe podemos encontrar un Caballo de Troya que esconde los intereses de las transnacionales, las grandes fundaciones que financian ONGs y <<think tanks>>, La Embajada y los TLCs, el Cacif y las élites políticas y económicas vinculadas al mismo.

Se trata de un posible golpe contra-democrático que, disfrazado del extremo centrismo,  propone cambios que no cambian nada. Se trata de una cooptación que tiene mucho en común con otros procesos restauradores de modelos «democráticos» instaurados después de las transiciones de los 80s y 90s, los que la OEA defiende, y que han permitido y van a continuar permitiendo – como lo demuestra las propuestas que han salido de Asies Guatemala​ y como lo argumenta Gerardo Pisarello – la <<ofensiva del constitutionalismo anti-democrático>> y la <<consolidación del neoliberalismo y, en general, del actual capitalismo financiarizado>> (Fuente: http://bit.ly/1ITutWo)

Vamos patria hacia la #RefundacionYa

Marco Fonseca

Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente profesor adjunto en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University.

Publicado en alainet el 19 de junio de 2015 http://tinyurl.com/oxhdjz3

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