En total desacuerdo con Virgilio Álvarez

En total desacuerdo con Virgilio Álvarez
Marco Fonseca

El Congreso (porque no hay <<parlamento>> en Guatemala) no es <<el principal espacio donde la democracia puede construirse>> como lo afirma Álvarez (http://tinyurl.com/qjnrggz). El principal espacio es la ciudadanía auto-constituida en poder soberano y convocada para la Refundación o – como puede también ser el caso – la restauración en espacios públicos catárticos, rizomáticos y profundamente participativos.

Cualquier teoría de democracia que Álvarez maneje, es obvio que no refleja para nada o no toma seriamente en cuenta las implicaciones y los desafíos teóricos y prácticos de los levantamientos ciudadanos que hemos visto por todo el mundo y, ahora, en Guatemala. Y tampoco refleja un envolvimiento serio con la gente que piensa estos asuntos precisamente para iluminar nuestra práctica. Cualquier teoría de democracia que él maneje, si es que maneja alguna de manera consistente y no – como es típico en Guate – de manera superficial y ecléctica, se queda como prejuicio o ideología porque en lugar de ponerla en el tapete de la discusión simplemente la toma como auto-evidente. Pero seguro que no es la teoría o práctica de democracia popular y participativa que un número creciente de gente estamos demandando en las calles y en las revistas. Y lo que él despectivamente llama <<ensalada de letras>> – el llamado a un gobierno de transición, al voto nulo, etc. – es algo, me temo, que él no puede manejar o entender y simplemente lo descarta. ¡Qué pobreza!

Y siempre ocurre que cuando ya está por darse el evento electoral creen que es hora de tomar la decisón verdadera y dejar las ilusiones por un lado. Erróneo y política e ideológicamente en bancarrota. Es cuando salen los colores verdaderos de la gente.

Hoy mas que nunca es evidente que las ofertas políticas del proceso – incluyendo Torres – son ofertas de lo mismo, de continuidad y de restauración. Que uno u otra haya hecho una cosita aquí u otra cosita allá no cambia los aspectos estructurales y hegemónicos. Y ser consecuentes con un posición de principio – producto de muchísimo y largos años de análisis – es lo que hoy se requiere. Divorcionarnos de estos principios solo para justificar una carrera electoral o la emisión de un voto contingente e irresponsable es, precisamente, lo que carece de principios y ha llevado a este sistema a la letrina de la presente elección.

O, mas bien, sacar los colores a última era es quizás el verdadero principio detrás de estas intervenciones y, con ello, confirman la existencia vibrante de un extremo centrismo que sirve para ocultar o, peor, justificar un sistema de poder político y económico en total bancarrota.

En estas condiciones no queremos elecciones

Vamos patria hacia la #RefundaciónYa

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