Por el derecho de la ciudadanía a anular las elecciones

Por el derecho de la ciudadanía a anular las elecciones
Marco Fonseca

Estoy en profundo desacuerdo con lo que escribe Edelberto Torres-Rivas en su pieza dominical para elPeriódico titulada «Hay que votar por los partidos pequeños» (ver http://elperiodico.com.gt/?p=11530).

La premisa central de Torres-Rivas en la pieza en cuestión está equivocada aunque la califique diciendo que «Guatemala es un ejemplo de decadencia electoral».

¿Cuándo se volvió Torres-Rivas en un defensor del liberalismo dahliano? No tengo la menor idea. Pero éste no es el Torres-Rivas que escribió libros como su clásico Interpretación del desarrollo social centroamericano (1971) y, todavía mas importante, Crisis del poder en Centroamérica (1983). Aunque los contextos sociales e históricos sean diferentes hoy a los de entonces, algunas premisas teóricas claves en esos trabajos clásicos – incluyendo algunas de las famosas «ocho claves para comprender la crisis en Centroamérica» – mantienen mucha de su vitalidad si es que no su validez. Hoy podemos seguirnos preguntando, por ejemplo, ¿Por qué luchan las fuerzas populares? Y la respuesta puede seguir siendo que la «irrupción ‘salvaje’ de las masas [es uno de los] elementos de un proceso que busca, ahora, la constitución de un poder popular, democrático y revolucionario» (Crisis, p. 106). Claro, lo que ya no sigue vigente, precisamente por el surgimiento del movimiento refundacional latinoamericano como alternativa a las poliarquias periféricas y al neoliberalismo globalizado de la region, es la idea de que lo que debemos plantearnos hoy es completar las tareas democrático-burguesas que deben hacerse en contra y a pesar de la burguesía misma para pasar a construir lo que Torres-Rivas llamó en ese momento un «socialismo con libertad» (Crisis, p. 106). Hoy solo podemos construir el socialismo del siglo veintiuno, con «libertad», si nos damos a la tarea de refundar el Estado desde abajo y luchando contra los «actores externos» y sus «influencias internas», sobre todo las políticas de «promoción democrática» de Washington y sus aliados.

Pero en la pieza de Torres-Rivas que aquí nos ocupa el «decano de las ciencias sociales» en Centroamérica nos dice como si fuera principio categórico y sintético de la razón: «Las elecciones son el corazón del Estado democrático.» Pero eso es cierto solo para la gente que pulula en torno al centrismo político (socialdemocracia, democracia cristiana, liberalismo, etc.) que reduce lo democrático a lo electoral como si fuera el sine qua non de lo democrático mismo. En contra de esto, para mí el corazón de un Estado democrático es la participación ciudadana en la construcción de vida común y política precisamente mas allá y mas acá de lo electoral. Y, si debe haber un momento electoral, no es para nada como lo tenemos organizado en Guatemala.

Entonces, ¿De qué Estado democrático está hablando Torres-Rivas? ¿EE.UU.? Porque en Guatemala no se trata simplemente de que el Estado está corrupto o de que los partidos políticos dominantes están envueltos en prácticas poco democráticas y que, por ello, «hay que votar por los partidos pequeños». Esto no se reduce a un ejercicio matemático ni tampoco de simple «elección» como cuando vamos al supermercado. No se trata de que hay algo para alguien y que, por tanto, todo mundo debe ir a votar y no ANULAR la elección con su voto. Este no es el pensador que escribió sobre las estructuras del poder en Centroamérica. Y este llamado a votar bajo las presentes condiciones no solo despliega la separación entre teoría y práctica sino que revela un abismo entre lo que está sugiriendo gente como Torres-Rivas y lo que la ciudadanía en protesta ha venido gritando en la calle durante mas de 19 sábados consecutivos: «Bajo estas condiciones no queremos elecciones». ¿Qué parte de esta consigna no puede entender la gente del Grupo Semilla, la gente de Convergencia-CPO o la gente de URNG-Winaq? Llamar a votar es llamar a inyectar legitimidad a un proceso electoral que está estructuralmente viciado, por diseño, y no simplemente por corrupción de sus procesos o de sus reglas.

¿Acaso no sabe Torres-Rivas cómo están reguladas las elecciones en Guatemala? Están constitucionalmente diseñadas precisamente para «calificar» el voto de la «mayoría» de tal modo que resulta siendo el voto algo trivial en favor de grupos de poder. Todo esto es tan básico que leer eso que escribe Torres-Rivas da pena.

¡Por el derecho de la ciudadanía a ANULAR las elecciones!
¡Porque en estas condiciones NO queremos elecciones!
Vamos patria hacia la #RefundaciónYa

Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es profesor adjunto en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University.

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Foto: elPeriódico

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