El significado de la elección: El método d’Hondt (fórmula repartidora) y el fracaso de la izquierda (Nota 3)
Marco Fonseca
En el Departamento de Guatemala, en lista nacional de diputados, Convergencia obtuvo 36,565 votos (datos preliminares). Eso equivale a un 5.62% del voto total (datos preliminares). El mínimo necesario (un número arbitrario y no proporcional) para elegir a alguien es 5%. O sea que Convergencia apenas se coló en el Distrito Central. En la lista distrital en el Dept. de Guatemala, sin embargo, Convergencia-CPO obtuvo 31,815 votos o el 4.87% del total. O sea que aquí no se coló.
En un departamento con mayoría de población indígena (entre el 75% y el 100%), El Quiché, tanto año de trabajo por parte de Convergencia-CPO y URNG-Winaq resultó en solamente 11,050 votos para Convergencia en voto distrital, o sea el 4.06% del voto, lo que equivale a no diputados. Mientras que URNG-Winaq ni siquiera está en el mapa. En votos para lista nacional la cosa no fue mejor: WINAQ-URNG-MAIZ obtuvo 8,995 votos o sea un 3.38% del total y CONVERGENCIA obtuvo 6,816 votos o sea el 2.56% del total (datos preliminares). No representación. Pero los partidos dominantes, con liderazgos no indígenas, obtuvieron a nivel distrital aquí lo siguiente: Líder 80,470 votos que equivale al 29.59% del total de votos; PP 53,756 o 19.77% y UNE 67,368 votos o el 24.77% del total (datos preliminares). Y a nivel de lista nacional barrieron con el voto: Líder 78,102 = 29.34%; PP 50,648 = 19.03% y UNE 63,545 o sea el 23.88% del voto total (datos preliminares).
Así es como Siglo XXI explica el funcionamiento de la cifra repartidora, la que le da significado al voto individual:
El procedimiento, aunque pareciera complicado, no lo es tanto. Los resultados, según se trate diputados o alcaldes, se ordenan en una columna, de mayor a menor, de acuerdo con los votos obtenidos por cada partido.
Seguidamente se ubican otras columnas a su lado. En la segunda se escribe el resultado de dividir entre dos el total de votos de cada agrupación. En la tercera, el total dividido entre tres, en la cuarta, entre cuatro, y así sucesivamente, según sea necesario para efecto de la adjudicación de curules o posiciones dentro del concejo municipal.
Estas cantidades se ordenan de mayor a menor, de forma correlativa, y se escogerán las que correspondan al número de cargos de elección. Por ejemplo, si son cinco, las primeras cinco cifras; si son diez, las primeras diez cifras, sin tomar en cuenta los decimales.
La menor de estas cantidades es la cifra repartidora. El total de votos logrados por cada agrupación se divide entre esta cifra y el resultado es el número de cargos que obtiene la agrupación.
Por ejemplo, si el total de votos de la planilla A es 10 mil y la cifra repartidora es 4 mil, ello significa que la planilla A logra dos diputados, porque es el número de veces que cabe la cifra repartidora. Se hace el mismo ejercicio y se obtienen los otros representantes (Fuente: http://goo.gl/XPBqae).
En total, según datos preliminares, la Convergencia-CPO resultó con un total de tres curules y la URNG-Winaq con cuatro para un total de ocho diputaciones. Con ese número es imposible llevar a cabo tareas de gran significado legislativo, menos aun impulsar las promesas de reforma y ya no digamos de Refundación hechas durante la campaña. O sea que la izquierda en el Congreso depende por completo de otras bancadas mayores para formar coaliciones legislativas e impulsar o apoyar medidas en beneficio del pueblo. Aunque es cierto que estas/os representantes pueden asumir posturas progresistas y consecuentes, ello en el mundo del Congreso no cuenta mucho a no ser que sea en el contexto de una crisis como lo evidenció el trabajo del diputado de Winaq Amílcar Pop o, aunque sea a última hora, de la diputada de EG Nineth Montenegro.
¿Qué es lo que explica esto? Hay muchísimas dinámicas concretas por cada municipio o por cada departamento: un candidato por aquí, un alcalde por allá; compra de votos por aquí, acarreos de gente por allá; etc., etc. Pero lo que es claro a nivel macro es que la influencia ideológica desde arriba y el proceso de hegemonía desde abajo y adentro de la gente, más el método para traducir votos en representación se ocuparon perfectamente de neutralizar por completo toda tendencia subalterna y refundadora.
El fracaso de la izquierda se traduce en algo peor cuando se calcula el voto en base al método d’Hondt o método de representación proporcional de minorías (LEPP Art. 203). Así funciona la cosa:
«Bajo este sistema, los resultados electorales se consignarán en pliego que contendrá un renglón por cada planilla participante y varias columnas. En la primera columna se anotará a cada planilla el número de votos válidos que obtuvo; en la segunda, ese mismo número dividido entre dos; en la tercera, dividida entre tres, y así sucesivamente, conforme sea necesario para los efectos de adjudicación.»
O sea que el proceso no es proporcional y no favorece a los votos de las minorías como supuestamente pretende hacerlo. Dicho de otro modo: 31,800 votos para convergencia en el distrito de Guatemala equivale a 4.87% del total y NO diputado/a. Mientras que 68,200 votos para el Líder o 10.45% del total de votos sí se traduce en representación distrital. Treinta y un mil ciudadanos/as no cuentan, pero el doble sí y el triple aún mas. O sea que esto favorece al «sentido común», es decir, el grado de influencia de las élites políticas y económicas por sobre las mayorías consumidoras de la política y del espectáculo de las urnas.
Sí, una candidata resulto electa por aquí y otro candidato por allá. ¡Qué bueno! Y ahora tienen trabajo y Q30,000 al mes. Pero no se puede hablar de «triunfos» o «victorias» en estas condiciones.
Vamos patria hacia la #RefundaciónYa
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es profesor adjunto en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University.
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