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Los muertos y los presos que velan y acompañan a Jimmy Morales

La revolución social del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado. Las anteriores revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido. Allí, la frase desbordaba el contenido; aquí, el contenido desborda la frase.
Marx
El 18 Brumario de Luis Bonaparte

Los muertos y los presos que velan y acompañan a Jimmy Morales
Marco Fonseca

A pesar del enorme heroísmo colectivo y su protagonismo histórico, cuando todo mundo ni soñaba en que pudiera ocurrir y hasta la izquierda decía que era imposible, cuando mucho de lo que hemos escrito sobre la nueva Primavera chapina ha sido excedido por su contenido aún en proceso de desarrollo y definición, el Evento de #RenunciaYa sin embargo ocurrió y cambió el curso de las elecciones aunque todavía no del Estado mismo. Como es bien sabido, sin embargo, para traer el Evento de #RenunciaYa al mundo y hacerlo llegar hasta donde ha llegado fueron necesarios no solo el heroísmo y la abnegación de la ciudadanía sino que también un rechazo categórico al terror, las secuelas de la guerra civil y la represión contra los pueblos en pié de lucha por su dignidad y su soberanía.

Lo que tenemos que explicar, poco a poco, es el hecho de que ahora se esté dando una reacción contra la revolución del presente utilizando el proceso electoral como su medio. Debemos explicar el hecho de que se esté forjando un proceso de restauración del orden político y económico utilizando el discurso de la «anti-política» para defender todo aquello que las élites y el ejército lograron imponer por medio del genocidio y lograron legalizar en la Constitución de 1985. Nos urge explicar el hecho de que un payaso que explícitamente se declara inepto en asuntos de Estado, ya no digamos ignorante de los problemas mas urgentes de la ciudadanía, resulte victorioso de manera aparentemente inesperada y hasta insólita y haya logrado capitalizar el descontento y la indignación de la ciudadanía en protesta. Ahora hay que explicar todo esto y no simplemente apuntar los vínculos superficiales entre las personas y los eventos, no solamente seguir repitiendo que Jimmy Morales es un «testaferro» de militares políticos y pasar eso como si fuera la explicación.

Para empezar, entonces, estamos hablando de un proceso profundo que, me temo, la ciudadanía que votó por ésta opción entiende de un modo puramente metafísico, es decir, como si fuera cuestión de ordenamiento divino o predestinación y no de historia humana con sus propias ambiciones y sacrificios, como si fuera cuestión de simples preferencias numéricas electorales y no de movimientos políticos y luchas históricas mas profundas, como si fuera el producto de escenarios políticos donde los espectros son mas reales que las luchas por el poder. Aunque la revolución del presente fue iniciada con enorme esperanza por el Evento de #RenunciaYa, hoy estamos siendo testigos de la resurrección de los muertos como El Mico Sandoval – reencarnado en la figura de Alejandro Maldonado Aguirre – y el retorno de los presos como Byron Lima – que desde la carcel está haciendo campaña política a favor de la figura tenebrosamente cómico-fársica de Jimmy Morales.

Más allá de sus payasadas e incoherencias discursivas, más allá de decir que no tiene programa de gobierno excepto reciclar el que le dejó OPM en la forma de K’atun 2032 y el que le demanda EE.UU. por medio de la Alianza para la Prosperidad y de que en realidad tampoco necesita articular programas porque – como lo apunta Virgilio Álvarez Aragón – serán los «asesores» quienes «asumirían posiciones de ministros» e implementarían programas (http://www.plazapublica.com.gt/node/10296), más allá de declararse «agradecido con dios» por haberle dado la victoria, sin embargo, Jimmy Morales cumple un función simbólica, incluso diríamos fantasmagórica, que es muy profunda y central en el proceso hegemónico. No es solo la glorificación de las viejas luchas anti-comunistas y anti-populares disfrazadas hoy de «salvación nacional» y «restauración del orden». Y este discursito es, de suyo, uno que le gusta mucho a la gente en Guatemala aunque sea por encima de sus propios esqueletos o los de sus familiares. Se trata, de manera más profunda, de un símbolo de Ley y orden que revela, precisamente, el fin del espíritu de rebelión, de soberanía, de dignidad en nombre de la sujeción ciega y obediente a un imperio de Ley fetichista. Detrás de todo esto se esconde una operación de sustitución o, casi se puede decir de transubstanciación de los valores, en donde la sangre de muchas víctimas del genocidio y la represión hoy se convierte en el vino de la comedia y la celebración sin que ello de lugar a que se pierda una sola molécula de lo original, es decir, de la misma ideología de Ley y orden que llevó a cabo la crucifixión del pueblo – sobre todo del pueblo que escogió mal a sus líderes y aliados – como el sacrificio necesario para una paz firme y duradera. Y a Guatemala, casi por diseño cultural, le gusta mucho la «mano dura» de la Ley y el orden a tal punto que, en tiempos de crisis o confusión, cuando mucho es propicio para los cambios eternamente pospuestos, el pueblo se vuelca a favor de fórmulas políticas vicarias y sacrificiales y opta por su propia negación. Pues eso es lo que Jimmy Morales represente en su esencia misma, es decir, una invertida negación de la negación. Es decir, la negación vicaria de la negación revolucionaria del orden propuesta aunque sea tímidamente por #RenunciaYa.

No hay que olvidar que el Capitán Byron Lima Oliva, el Sargento Obdulio Villanueva y el Coronel Byron Lima Estrada, padre del primer Byron y antiguo jefe de la G-2, están en la cárcel en condena de 20 años pagando por haber asesinado a Monseñor Juan Gerardi Conedera. No hay que olvidar que OPM mismo tenía vínculos cercanos con todos estos tipos y quizás – como lo sugiere Francisco Goldman (http://www.newyorker.com/?p=3101534) – hasta participó personalmente en el asesinato de Gerardi. No hay que olvidar que, como lo reveló la CICIG en septiembre de 2014, ya como Presidente OPM le dio rienda suelta a Lima para controlar sus círculos mafiosos desde la prisión llegando a encabezar una «estructura criminal que lideraba desde la prisión y que se dedicaba al lavado de dinero y cobros ilegales para favorecer a reos en las cárceles» (http://goo.gl/C4fc7Z), un favorecimiento que ocurria por medio de «transferencias de presos de un penal a otro» cobrando $6,000.00 por cada uno, y que, de acuerdo a otros reportes, nombraba a los jefes civiles del sistema penitenciario casi en su totalidad (http://goo.gl/bVnWzk). No hay que olvidar que OPM también fue, como el padre de Lima mismo, jefe de la G2 y estuvo profundamente implicado en el genocidio del pueblo indígena de Guatemala. Y hoy, como todo mundo sabe, OPM está merecidamente preso por corrupción, tráfico de influencias, extorsión aduanera, etc. por el caso La Línea y esperando su juicio que dará inicio después de la segunda ronda de elecciones presidenciales. Esta es la gente que, junto con AVEMILGUA y figuritas como Ricardo Méndez Ruiz de la Fundación contra el Terrorismo, odiaba a MINUGUA y hoy odian a la CICIG, instituciones que han hecho muchísimo por sacar a Guatemala de su prehistoria política. Y esta es pues la gente que hoy está apoyando a Jimmy Morales, desde la cárcel o en la prensa, para que llegue a la presidencia.*

Con Jimmy Morales, pues, las luchas del pasado por mantener el poder en base a la sujeción ciega a Ley y el orden, sobre todo de la gente de abajo y siempre impuestos por la gente de arriba, pueden ahora pasarse como como si fueran las luchas por la dignidad del presente. Es una resurrección de muertos y una liberación de presos – los presos como Byron Lima, Ríos Montt y, en un futuro cercano, OPM mismo – que sirven para camuflagear las nuevas luchas reaccionarias, para legitimar de nuevo en sus fantasías mentales la misión ya fracasada del anti-comunismo y para retroceder una vez mas ante el desafío que presenta la Refundación. No importa que tan pocos diputados tenga el FCN en el nuevo congreso – y su pasado tenebroso como miembros del ejercito durante el genocidio – pues de todos modos cuenta con la gente del Líder, del PP y, ¿por qué no?, de la UNE también en caso de que las cosas se pongan extremadamente peligrosas. No importa que el ejército no esté asumiendo un carácter protagónico como siempre lo hizo en el pasado asesino cuando gobernaba con la ideología de la Seguridad Nacional. No importa que sea AVEMILGUA y su discurso ideológico de defensa de los valores, expresado en lenguas muertas o confusas al estilo de la gente evangélica – desde la Casa de Dios hasta las iglesias del Príncipe de Paz – que dice haber recibido el bautismo del Espíritu Santo y que rompen en histeria psicológica que solo ellos/as entienden. Lo que importa es interpelar la subjetividad de la gente, hacerla que responda con un «sí podemos» asumiendo como propio un un discurso perfectamente diseñado para generar la experiencia de la resurrección de los muertos a efecto de que el payaso llegue al trono presidencial «gracias a dios». Y en ésta misión apocalíptica por salvar el status quo todos los espectros del tiempo de las masacres y del genocidio velan ahora por el ungido payaso y su trono futuro.

Jimmy Morales, velado por sus muertos y acompañado de sus presos, busca entonces instaurar de nuevo el espíritu de la reacción revestido del lenguaje de la «anti-política» renovadora. Él no es el tonto de la derecha sino que es él mismo quien está a la derecha de los/as tontos/as. Y eso ya no es solamente un espectro que acecha al proyecto de la Refundación. Ya no es solo una función de circo. Es hoy realidad virtual. Y no olvidemos que a Guatemala le gusta votar por muertos, criminales, convictos y a veces ex-convinctos.

* Las referencias a la carrera criminal de Lima las obtuve del ensayo de Francisco Goldman citado arriba.

Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es profesor adjunto en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University.

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Foto: elPeriódico

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