El neoliberalismo socialdemócrata de Fuentes Knight

El neoliberalismo socialdemócrata de Fuentes Knight
Marco Fonseca

Todo va más o menos bien en la pieza de Fuentes Knight titulada «Vergüenza nacional». Mejor cuando afirma: «Requerimos un gobierno, un Estado, que se concentre en atender a los más pobres, de verdad; que promueva una transformación económica y social del país y no más de lo mismo.» Para el, yo se, se trata de un Estado capitalista pero con cierto bienestar social para las masas que por lo menos reduzca los niveles grotescos de pobreza extrema sobre todo entre las comunidades indígenas y, con ello, evite la «vergüenza nacional» que trae consigo vivir entre mucha gente de pobreza extrema. Por supuesto que la pobreza no es cuestión de «vergüenza» sino cuestión de sistema.

Pero la cosa se pone mal, realmente muy mal, cuando escribe: «Una de las promesas de Macri, el nuevo presidente de Argentina, y a quien nadie puede acusar de radical, ha sido que va a terminar con la pobreza extrema. ¿Y en Guatemala?» Con eso delata varias cosas de su posición política e ideológica: su rechazo a los proyectos realmente refundadores de Latinoamérica (incluso en sus versiones moderadas como la Argentina de los Kirchner), su identificación con los modelos económicos dominantes y, sobre todo, con el neoliberalismo de Macri, y su deseo – y del Grupo Semilla – de formar un gobierno en Guatemala que implemente una «política económica» tipo PNUD (como lo promueve ahora Edelberto Torres-Rivas) pero dentro de un marco esencialmente neoliberal como lo han adoptado en Chile o Brasil. En este sentido preciso, pues, estamos hablando de un blairismo latinoamericano, una «tercer vía» al estilo Anthony Giddens (a quien Fuentes Knight cita con aprobación en otros ensayos) que es, en realidad, la vía del capital. No hay que ignorar, a propósito, que fue con los Kirchner que Argentina experimentó las reducciones más notables y significativas en los niveles de pobreza y pobreza extrema así como de otros indicadores sociales de bienestar popular y también de crecimiento económico – utilizando criterios del FMI para medirlo – como Argentina nunca lo había visto bajo sus regímenes neoliberales y desde su «transición». De hecho, la razón por la cual cuando la gente en Argentina finalmente despertó de su estupor neoliberal y votaron por Ernesto y luego por Cristina lo hicieron, precisamente, para ponerle fin a la pesadilla neoliberal. Lo que Macri promete ahora que la hegemonía (la ética del auto-interés, carrerismo, pragmatismo e inseguridad por el futuro puramente personal, etc.) ha logrado poner a dormir a la gente Argentina una vez más es acabar con las políticas de empleo, privatizar industrias, dejar que se remonopolicen los medios de comunicación y antagonizar a todos los críticos de Washington en Sudamérica. Lo que Macri promete hoy que ha asumido la presidencia es pues la restauración sin límites de dicho neoliberalismo y es realmente vergüenza expresar apoyo por el mismo.

Lo que nos plantea Fuentes Knight es, de hecho, un modelo «socialdemócrata-neoliberal» que sea capaz de llevar a cabo una cierta mejora en los niveles de vida de un número de gente pobre pero que de ninguna manera se plantea la reforma, ya no digamos la refundación, del sistema de «mercado libre» mismo. La cosa es, sin embargo, que las estadísticas de pobreza que Fuentes Knight cita – que todos/as, de hecho, estamos citando en estos días – revelan no simplemente la falla de políticas económicas que incluso con crecimiento económico reproducen y empeoran la desigualdad social. Lo que revelan es la quiebra del modelo de dominación político y económico de Guatemala. Lo que revelan es la falla – en el sentido geológico – por medio de la cual se ha desarrollado la crisis hegemónica del presente.

Recordemos que el 2015 empezó con noticias alarmantes sobre los niveles de pobreza en Guatemala. En portada de Prensa Libre pudimos leer en enero de 2015: «Cepal calcula 70% de pobre en el país» (http://tinyurl.com/hhgte8w). A fines del 2015 el mismo periódico reporta que «al 2014 las personas que vivían en condiciones de pobreza en el departamento de Guatemala eran el 33.3 por ciento de la población» (http://goo.gl/6cvSia). ¡Eso último solo en el departamento de Guatemala! Pero lo que el incremento de la pobreza y la pobreza extrema demuestran, en realidad, no es simplemente la falla de las políticas económicas de los gobiernos recientes. Así que no le podemos echar la culpa solamente al gobierno del PP o de la UNE. Se trata, más bien, del legado de una transición a la «democracia» neoliberal desde 1985, la no implementación de los Acuerdos de Paz desde 1996 por la derrota de la guerrilla y la falta de poder contestatorio de los grupos subalternos y el trabajo hegemonizante y estupefaciente de la «sociedad civil» y sus demandas por DD.HH. aunque sea sin derechos económicos. Por esto es que el Evento de ‪#‎RenunciaYa‬ de éste año de 2015 que ahora está cerrando abrió las posibilidades de una Refundación como no se habían dado desde la firma de los Acuerdos de Paz. Lo que revelan las estadísticas citadas por Fuentes Knight, pues, es ¡la falla total del sistema! Y eso es lo que Fuentes Knight no puede ni quiere reconocer. Si lo hiciera, creo yo, no tendría empleo con Oxfam.

Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University.

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Foto: Prensa Libre

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