Bolivia: Entre el desarrollismo economicista y la contra-hegemonía
Marco Fonseca
Como lo ejemplifica la entrevista que Álvaro García Linera le concedió a Telesur (ver http://goo.gl/ngZ9TE), un cierto economismo que prevalece en el pensamiento del vicepresidente boliviano que le impide ver, como lo demuestran los casos de Argentina y Venezuela, que la clave de la izquierda de hoy no es el desarrollismo economicista sino, más bien, la lucha contra-hegemónica sobre todo después de llevar a cabo exitosamente un proceso refundacional como el de Bolivia. Una visión y un programa extractivista y economicista en nada toca las raíces de la hegemonía liberal/neoliberal, la cual amenaza con retornar en forma de una restauración reaccionaria tal y como ha acurrido en Argentina y Venezuela.
Es duro decirlo, pero es cierto: Bolivia no hay hecho nada, en la esfera económica, qué realmente sea superior a lo qué ha hecho Argentina y Venezuela. De hecho, en ciertos sentidos el gobierno de Morales y García Linares han impulsado un modelo extractivista supuestamente controlado por el Estado boliviano que, de esa manera, ellos creen y proponen como opuesto al neoliberalismo globalizador de las transnacionales. Esto le ha dado continuidad a actividades de exploración y explotación de gas y petróleo, actividades mineras, construcción de carreteras que cortan el busque tropical amazónico, etc.
Los resultados del desarrollismo extractivista son desiguales y contradictorios. De hecho, según testimonio de campesinos y científicos, la reciente desaparición total del lago Poopó, el segundo lago más grande de Bolivia, no se debió solamente a los efectos del cambio climático, al impacto de El Niño o a la desviación de sus aguas para la pequeña agricultura campesina. Como lo demuestran la contaminación de arsenio, plomo, cadmio y zinc en las aguas del extinto lago, el mismo sufrió el impacto fatal de la minería con un impacto especial sobre los pueblos originarios indígenas Uru Muratos que viven de la pesca y caza. Las concesiones de aguas para uso de centros mineros no ha disminuido bajo el gobierno de Morales y García Linera. Al contrario, según datos del CEDIB, solo en la región de Oruro, donde estaba localizado el lago Poopó, existen mas de 11 concesiones mayores de agua para mineras. De hecho, según CEDIB, «la normativa actual otorga derechos sobre aguas no solamente aestas concesiones sino a los 7.638 derechos mineros (concesiones y contratos) otorgados y vigentes a marzo del año 2012» (ver https://goo.gl/s4YAex). Solo una operación minera llamada SINCHI WAYRAPOOPÓ estaba extrayendo más de 952.054 litros de agua por día del lago Poopó. Y esa no era la única. La minería de plomo, zinc y plata ha significado el arrojo de contaminantes en todos los tributarios del lago Poopó excediendo «todos los parámetros establecidos por norma nacional internacional». Es más «los centros mineros no cuentan con acciones y obras de mitigación, lo que afecta directamente el uso de agua para el consumo humano. Los aportes de plomo, zinc, arsénico y plata al lago Poopó tiene como consecuencia que es clasificado como “limitado” para uso de riego, e incluso por encima del límite permisible» (ver https://goo.gl/5VnKHI). Ya en 2014 habían surgido señales claras de graves problems ecológicos en el lago, pero nada de esto fue atendido (ver http://goo.gl/jx9wLA).
Por tanto, privilegiar el desarrollismo extractivista y economicista y al mismo tiempo descuidar la guerra de posiciones contra-hegemónica puede resultar en el desmantelamiento del proyecto popular alternativo qué Morales y Linera están intentando construir.
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University.
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Foto: Correo del Orinoco