¿Para qué ‪#‎EstamosAquí‬?

¿Para qué ‪#‎EstamosAquí‬?
Marco Fonseca

¿‪#‎EstamosAqui‬ para vigilar a un gobierno que se plantea implementar un programa fundamentalmente reaccionario y neoliberal? Eso es lo que distingue a movimientos sociales de abajo comprometidos con cambios estructurales y movimientos sociales que demandan cambios puramente liberales y, en sí mismos, cosméticos. Perdonen, pero las etiquetas son necesarias y sirven muchísimo para una orientación ideológica mínima.

Si es verdad que ‪#‎EstoApenasEmpieza‬ no es posible reducir la presión y las demandas a lo mismo que se limitó la protesta ciudadana en 2015, es decir, a una serie de demandas contra la corrupción, por la transparencia y por mejorar las instituciones y procesos públicos. No podemos exigir, a otro nivel, que el gobierno de JM mejore la salud, la educación e incluso la desfachatez de los «salario mínimos diferenciados» y que también  implemente los Objetivos del Desarrollo Sostenible pero todo dentro de un marco de economía política neoliberal y globalizadora que, en realidad, mina todo lo que ODS pretenden lograr. Porque la búsqueda de dichas formas de desarrollo capitalista con rostro humano en el contexto de tratados de libre comercio, agravados por contextos de subdesarrollo y dependencia mezclados con neoliberalismo y extractivismo a escala ampliada, es un búsqueda de El Dorado sabiendo que el mismo no existe. Eso no solo es miope sino que contradictorio y, al final del periodo de gobierno, solo bueno para la gente que le gusta hacer estadísticas de que barras de desarrollo social aumentaron y cuales disminuyeron. Y así sigue todo igual o peor que en período anterior. Aunque muchas de estas demandas son necesarias, en sí mismas no solo son insuficientes sino que potencialmente peligrosas, restauradoras y reproductoras del status quo y de sistema de dominación exhausto y hasta en crisis de hegemonía.

Pero esa visión de reformismo institucional limitado y circunspecto fue en parte lo que abrió las puertas al proyecto de la derecha que estaba remojándose por años en los alcantarillados ideológicos oscuros de la reacción y contribuyó decisivamente – incluso con lemas, imaginarios y hasta discurso – a la elección de JM. Esta visón cosmética de la realidad de Guatemala es la que hoy ha abierto las puertas de par en par, no simplemente para una «involución institucional» como la llama Edgar Gutiérrez (ver http://elperiodico.com.gt/?p=34280), sino para la restauración del neoconservadurismo de la AVEMILGUA, el neoliberalismo sin obstáculos del Cacif y el sometimiento aún más firme de Guatemala a la política comercial y militar de EE.UU. por medio del CAFTA-DR y del Plan Alianza para la Prosperidad (ver http://tinyurl.com/js86a8m). Y hoy, a falta de un partido grande en el congreso o de un movimiento social propio, JM mismo espera que la ciudadanía le sirva de muleta social y política, o de ser posible incluso de tambor ideológico, para implementar cambios, incluyendo la búsqueda por implementar los ODS en un marco neoliberal y globalizador, que en realidad no cambian nada sobre todo para la mayorías sociales en pobreza y extrema pobreza. En su discurso inaugural, tal y como había sido anticipado antes de esa fecha (ver http://goo.gl/Ed05gX), JM invitó a la ciudadanía, particularmente a la ciudadanía en protesta, para que «Mantengamos la unidad para luchar contra la corrupción» siempre y cuando, como lo dijo su vicepresidente antes de la inauguración, ¡solo si las protestas son «bien implementadas»! (ver http://wp.me/p6sBvp-cQhttps://canalantigua.tv/?p=68254).  ¿Así que #EstamosAquí para vigilar la implementación de la restauración reaccionaria y del neoliberalismo globalizador, con el apoyo de la ciudadanía y la «buena sociedad civil» (ver https://goo.gl/f1t7xy) y siempre y cuando ello se haga limpia y transparentemente y sin corrupción como lo demanda prioritariamente EE..UU. (ver http://elperiodico.com.gt/?p=34341)? Grow up people!

Y yo sigo escuchango esa casaca de «vigilar» a éste nuevo gobierno olvidando lo que el mismo realmente representa (ver http://wp.me/p6sBvp-3H). Y me da tristeza. La única gente que está tomando un posición realmente crítica es la que toma partido y asume una posición ética solidaria y de compromiso con la gente que Franz Fanon llama «los condenados de la tierra». Me parece absurdo decir que las puertas de la protesta ciudadana están así no más abiertas «a todo mundo» tal y como lo dicta la ideología liberal. Me parece incoherente – como lo ha apuntado Enrique Naveda – que por un lado se quiera excluir a «colectivos» o ideologías comprometidos con intereses particulares, incluyendo los de abajo, presentando a la protesta como si fuera un carnaval de individualismos performativos y únicos. ¿Debemos entonces darle la bienvenida con brazos abiertos e incluyendo música a la gente de la Fundación contra el Terrorismo siempre y cuando, en la plaza pública, se disfracen de ovejas blancas y se limiten a demandar transparencia y efectividad en la administración pública aunque estén metidos hasta el cuello y afilando los cuchillos para la restauración neoconservadora y la dictadura neoliberal? Eso de que la protesta ciudadana es como un concierto de Rock en donde «los hijos/as de los adelantados» del Cacif pueden también articular las demandas de papi al lado de las multitudes pobres y subalternas que demandan el simple derecho a la vida, a la seguridad alimentaria, a la justicia en casos de genocidio, de memoria histórica cuando el mismo ejército la quiere obliterar, me parece insultante, inmaduro y peligroso para las mayorías sociales y para un proyecto de cambio real y sustancial. Eso de que «todas las perspectivas son igualmente aceptables» en una «democracia» – lo que, en Guatemala, no existe – es tanto un expresión de auto-engaño como una manifestación de la ideología dominante y parte del proceso hegemónico que transforma a la gente en sujetos sometidos que se creen libres en su expresión individual. Porque si realmente existiera una cultura política democrática en países como Guatemala entonces ni siquiera sería posible articular argumentos de gente fascista o neoliberal en la esfera pública y, mucho menos, serían ampliamente diseminados por la prensa dominante, ya no digamos adoptados en la sociedad política para ser considerados o, de hecho, implementados en leyes nacionales. ¿Por qué? Porque las posturas fascistas o neoliberales son, intrínsicamnte, antidemocráticas y atropellan la seguridad, los derechos y el bienestar de las mayorías sociales. Así que la «libertad de opinión», contrario al discurso liberal dominante, no debe servir para proteger posiciones que niegan la liberad de opinión anclada y comprometida con la vida misma (ver http://wp.me/p6sBvp-cc).

Conciudadanos, como dice el dicho, «nadie es profeta en su propia tierra», pero yo creo que aún así hay que tomar el chance. No hay ni debe haber «luna de miel» para el gobierno de restauración reaccionaria de Jimmy Morales. Hoy más que nunca la ciudadanía debe movilizarse, levantarse, expresarse y decir #EstamosAquí pero en contra del proyecto militar/neoliberal que representa y que apoya el nuevo gobierno de los dinosaurios disfrazados de payasos y ahora encauchados como buenos políticos. La simple «vigilancia» de este proyecto no es suficiente. Al contrario, es parte del proceso hegemónico que buscar desactivar la protesta seria y radical. Es necesaria la lucha en contra tanto contra-hegemónica como anti-sistemica sin olvidar en ningún momento que nuestra arma de lucha es la democracia real para las mayorías sociales, pobres y trabajadoras. No puede ni debe haber «compromisos» con los representantes de la impunidad, de la austeridad y de la desnacionalización a favor de transnacionales, TLCs y/o La Embajada. Hay que luchar por la ‪#‎RefudanciónYa‬.

Yo insisto, aunque sea el único que muy conspicuamente lo hace, que la demanda fundamental debe ser precisamente la demanda de la Refundación. Otra gente habla de «renovación» o de «reformas» y eso incluye la gente que habla de un «Estado democrático, republicano y plural que reduzca la desigualdad y contribuya a construir una sociedad justa». Esta agenda liberal, con una gran dosis de teoría política norteamericana, es en la Guatemala pobre no solo anacrónica sino que, de hecho, agenda de élites que se creen a sí mismas alternativas. Yo temo que esas consignas ocultan un agenda realmente liberal que no se plantea implementar los cambios estructurales al capitalismo mismo y al modelo de democracia que demandan los movimientos sociales históricos, las mayorías sociales, es decir, los cambios que sí nos pueden permitir resistir la avalancha destructora del neoliberalismo y la globalizacion corporativa. #EstamosAquí, pues, para demostrar que el poder constituyente está en manos del pueblo.

Vamos patria hacia la #RefundaciónYa

Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University.

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