Washington quiere más energía hidroeléctrica pero con el consentimiento de los grupos subalternos
Marco Fonseca
Acaba de concluir la Cumbre de Energía en Washington, una reunion entre Joe Biden así como John Kerry con sus presidentes para Centroamérica, y de la cual surge la idea de que «el principal reto en la región es superar las diferentes restricciones normativas, reglamentarias y técnicas para emprender proyectos de generación de energía» (http://elperiodico.com.gt/?p=51372). Léase, por supuesto, energía hidroeléctrica en detrimento de lo que clara y explícitamente demandan las comunidades y los movimientos sociales mayoritarias y más afectados por estos proyectos. Y no dicen ni una sola palabra sobre el imperativo climático y ecológico de buscar fuentes renovables pero no hidráulicas de energía porque ello obviamente toca intereses económicos monopolísticos y extractivistas, nacionales y transnacionales, así como la idea clave del Plan Alianza para la Prosperidad de transformar al «Triángulo Norte» en fuente de energía para México. Son esos algunos de los intereses que están detrás del modelo económico dominante.
De allí también el apoyo de Fundesa y del Banco Mundial al extractivismo globalizador con la idea de que la gente «primitiva» de Guatemala no tiene capacidad para entender que el desarrollo hidroeléctrico es, supuestamente, para su propio beneficio a largo plazo en base a la teoría económica de la competitividad y el derrame. De allí que busquen «elevar el cumplimiento de los indicadores de desarrollo, principalmente a los que se refieren al área social», es decir, socializar la legislación energética (y otra legislación en el marco de la competitividad, Katun 2032, CAFTA-DR, ODS, etc.) al punto de que la misma se vuelva sentido común.
Esto hay que entenderlo, como correctamente lo pone Mabel Thwaites Rey en su pieza «El Estado ampliado en el pensamiento de gramsciano, a partir de la idea de que «la función máxima del derecho [desde la Constitución hasta la legislación sobre fuentes energéticas] es la de presuponer que todos los ciudadanos deben aceptar libremente el conformismo por él señalado, en cuanto todos pueden transformarse en elementos de la clase dirigente…» (Fuente: http://tinyurl.com/j5mbxhj).
De allí que el apoyo de Washington, en esta ocasión y en muchas otras, es para buscar las formas legislativas de socializar el consentimiento en torno al extractivismo energético como si fuera para el beneficio de la propia población damnificada.
Vamos patria hacia la #RefundaciónYa
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University.
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Foto: Presidencia de Guatemala