No al constitucionalismo restaurador y anti-democrático
Marco Fonseca
Las reformas al sector justicia son reformas que se ven bien pero que, detrás del telón, contribuyen a desactivar demandas por una #Refundacióncomprensiva y rupturista en Guatemala.
Hay que recordar que el problema central de la crisis que se está desenrollando en Guatemala no es simplemente un problema de gobernabilidad (gobiernos incompetentes y corruptos) o legitimidad (falta de consolidación, efectividad y transparencia en las instituciones del Estado donde caben las reformas en el sector justicia). Estamos hablando, más bien, de una crisis de hegemonía de todo el modelo de dominación no solo en términos de una crisis en los grupos de poder y su capacidad de mantener el poder sin coerción y violencia sino también de una crisis de la Constitución neoliberal de 1985 como un todo.
Hay mucha gente que dice que hay que entrarle a esto porque, pues, hay que limpiar al Estado del crimen organizado y las roscas corruptas que lo tienen copado y esencialmente fallido. Hay quienes dicen que hay que aceptar un poco de reformismo porque eso es ser realista y eso es lo que se puede hacer sin caer en la utopía o la ilusión de cambios mayores como la Refundación. Y aunque es posible hacer incidencia en estos procesos reformistas que viene de arriba, una incidencia no legitimadora, hay que ser claros que dicha incidencia es un arma de dos filos y que, como lo demuestra la historia de Guatemala, su resultado es la cooptación y la subsecuente desactivación de demandas mas profundas y estructurales que surgen de abajo.
Las reformas al sector justicia que propone el gobierno de la restauración conservadora y que ahora están siendo defendidas y legitimadas por la CICIG son, pues, reformas que se limitan a un problema sectorial del Estado (la administración de justicia) pero que, al separar esto del todo que es la Constitución neoliberal del 85 y al darle ese tipo de oxígeno a la restauración conservadora, se convierte en un mecanismo desactivador de lo que se está demandando en Guatemala desde los movimientos sociales mayoritarios, es decir, una Refundación desde abajo, democrática y rupturista.
Ahora bien, si de participar en el proceso de reformar un sector del Estado se trata, hay que tener claridad: una cosa es participar para consolidar y luego normalizar lo constituido y otra es participar de modo contra-hegemónico y crítico para construir, a partir de todo espacio posible, lo que queremos constituir.
Vamos patria hacia la #RefundaciónYa
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University.
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