De Filgua 2016
Jorge Luis Borges solía decir que «El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta ‘el modo imperativo’.» Como fue el caso del gran lector y escritor argentino, yo también le aconsejo a mis estudiantes que «si un libro los aburre lo dejen; que no lo lean porque es famoso, que no lean un libro porque es moderno, que no lean un libro porque es antiguo.» Borges tenía razón al decir que «la lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz.» Pero la lectura también es una de las formas del crecimiento y aunque no se puede obligar a nadie a consumir lo mejor, por lo menos hay que proveer la oportunidad de hacerlo. Como todo mercado de frutas y verduras, así también un mercado de libros nos da la oportunidad de buscar lo más orgánico, lo más saludable y lo más inspirador. Eso es lo que creo va a ser el espacio de Filgua 2016, la Feria Internacional de Libro en Guatemala, a llevarse a cabo en los salones 6, 4 y Guatemala del Parque de la Industria entre el 14 y el 24 de julio.
El espacio de Filgua no es el espacio de escritores/as sino de lectores/as. Es el espacio que nos transporta a otros mundos posibles o al corazón de los mundos irremediables. Eduardo Galeano solía decir que «Si un libro se puede leer impunemente, no vale la pena tomarse el trabajo.» Algo similar se puede afirmar, creo yo, de los mundos que los libros nos presentan. Por ello yo creo, con Galeano que «cuando los libros están de veras vivos, respiran; y uno se los pone al oído y les siente la respiración y sus palabras son contagiosas, peligrosamente, cariñosamente contagiosas…» Esos son los libros vivos, latidos de lo posible, anticipaciones de lo utópico, huellas todavía por dejar.
Pero hay muchos libros que nos han dejado huellas, muchas de ellas imborrables, profundas y aun tristemente muy desconocidas. Pues en Guatemala tenemos el vicio de no conocer a los/as nuestros/as o de ignorarles y condenarles al estante de los libros empolvados. Por ello es que Luis Guillermo Velásquez tiene tanta razón cuando, escribiendo recientemente para El Salmon, no dice «Saber leer y no leer a Asturias es una contradicción guatemalteca» (ver http://wp.me/p4X4yf-1TY). Los libros nos recuerdan quienes somos, de donde venidos y a donde podemos ir, juntos/as, a solas, en soledad o en compañía.
Porque los libros son fieles. Como decía Pablo Neruda en su Oda a los libros: «libro hermoso, libro, mínimo bosque, hoja tras hoja, huele tu papel a elemento, eres matutino y nocturno, cereal, oceánico, en tus antiguas páginas cazadores de osos, fogatas cerca del Mississippi, canoas en las islas, más tarde caminos y caminos, revelaciones, pueblos insurgentes…». Es, pues, a la insurgencia de los libros a la que nos invita la plaza para el lector. Le deseo lo mejor a Filgua 2016 e invito a la gente lectora que la invadan, que la ocupen, que la tomen y que, hoja tras hoja, en la mañana y en la tarde, hagan de ella una fogata del espíritu.
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).
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