La CICIG, la manipulación mediática y el «intervencionismo» de EE.UU.
Marco Fonseca
Mucha gente está justamente compartiendo la última pieza de Virgilio Álvarez en Plaza Pública sobre la Declaración de Sao Paulo (ver http://www.resumenlatinoamericano.org/?p=51222) y el papel de la CICIG en Guatemala (ver https://www.plazapublica.com.gt/node/11413). Yo mismo creo que es muy buena y la comparto.
Al parecer hubo una perspectiva desde y sobre Guatemala que resultó imponiéndose en la Declaración y aunque haya votado por la unidad y la conveniencia a favor de la Declaración, es una posición vergonzosa. El inciso 15 de la Declaración dice:
«La izquierda impulsa la transparencia, la honradez en el uso y manos de los recursos públicos y nos manifestamos en contra la pretensión de Estados Unidos, de arrogarse prerrogativas fiscalizadoras en el enfrentamiento a la corrupción, irrespetando la soberanía de nuestros pueblos mediante mecanismos inconstitucionales, como resultado de lo cual llama la atención que no han sido señaladas ni afectadas las figuras políticas vinculadas con la oligarquía, de donde provienen los más grandes actos de corrupción, lo cual es también un engendro del intervencionismo imperialista. El caso de la CICIG en Guatemala es emblemático en ese sentido, pero el propio pueblo guatemalteco ha demostrado que no se necesita la tutela imperial mediante organismos intervencionistas para enfrentar la corrupción, pues la garantía para eso es la capacidad de lucha de los sectores populares, siempre que se cuente con un movimiento revolucionario unido, organizado y a la altura de su misión histórica.»
Algo que también es vergonzoso es que dicha posición de «izquierda anti-imperialista» sea en en el caso de la CICIG igualmente compartida, casi palabra por palabra, no solo por el ex-presidente Otto Pérez Molina (hoy encarcelado y enfrentando múltiples cargos por un número igual de casos de corrupción durante sus tres años de gobierno) sino también por la Fundación contra el Terrorismo y su director Ricardo Méndez Ruíz. Se trata de una posición de rechazo total contra lo que está haciendo y lo que todavía puede hacer judicialmente la CICIG. Lo ven no solo como injerencia gringa sino como un asalto a la «soberanía nacional» y la «dignidad» de Guatemala. En realidad, sin embargo, se trata de una defensa del imperio de la impunidad. Por todo esto yo encuentro como digno que URNG haya asumido una postura clara y crítica, aunque de ningún modo ingenua, en cuanto a la CICIG y que, subsecuentemente, haya hecho esa posición pública.
Que conste también que declaraciones totalizantes y poco diferenciadas sobre el trabajo de la CICIG han sido también articuladas en Guatemala por algunos intelectuales de «izquierda» y sus seguidores (con presencia también en las redes sociales) así como por gente que no ve en las protestas del 2015 más que manipulación mediática, cacifista o gringa. En su afán por rechazar todo lo novedoso, lo espontáneo, lo democrático, lo rizomático y lo horizontal que hubo en movimientos como #RenunciaYa y otros colectivos urbanos, en su afán por descalificarlos como clasemedieros en su ideología, faltos de disciplina y programa revolucionario en su política y cortoplacistas en su estrategia, los convierten así en meros títeres de Washington y simples peones de la oligarquía y el cacifismo y sus medios de comunicación y «call centers». Lo que hacen estos intelectuales de la vieja izquierda con estos análisis vagos y generalizados usando marcos conceptuales desfasados es también perder por completo el famoso «análisis concreto de la situación concreta» y quedarse así engabetados en dogma y doctrina transnochada.
Temo decir que, en alguna media, el mismo Virgilio Álvarez ha contribuido a articular esa perspectiva poco crítica (en realidad solamente cínica y poco informada teórica y prácticamente de la naturaleza y dinámica de las luchas políticas juveniles y del presente) y según la cual no solo la CICIG sino que de hecho todas las protestas del 2015 fueron expresión de la manipulación de Washington por medio de «call centers» o sus medios de comunicación. Sin presentar ninguna evidencia más que reportes de prensa y especulación fantasiosa, temo también que hay mucha gente en Guatemala que comparte estas perspectivas y que hoy, paradójica y en este caso justamente, defienden a la CICIG.
Así que me alegra ver que ahora Virgilio Álvarez escriba su nota aclaratoria y más congruente con lo que realmente está pasando en la coyuntura presente con respecto de la CICIG y, hasta cierto punto, también como una crítica a las posiciones de esa «izquierda» que se cree incorrupta y libre de toda influencia mediática e imperial.
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).
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