La pobreza teórica y política de Mario Roberto Morales
Ahora resulta que MRM es el centro de su propio «instrumento político» al estilo del FREARE de Serrano Elías. Él escribe:
«A causa de mis más recientes artículos, este mes me he reunido con diferentes grupos de empresarios de derecha y de centro, con algunos militares, con dirigentes de organizaciones populares y con una variedad de intelectuales de diferentes ideologías políticas. Además de coincidir en que nuestro país navega sin rumbo hacia una implosión de consecuencias impredecibles –por causa de un sistema económico disfuncional y productor incesante de pobres e ignorantes–, compartimos la necesidad de crear un tanque de pensamiento alternativo al dogma neoliberal y al izquierdoderechismo, así como un instrumento político en el que converjan pequeños y medianos empresarios, capas medias asalariadas y sectores populares organizados, con un objetivo táctico inmediato: democratizar el capitalismo local y normar –en aras del interés nacional– las inversiones transnacionales y las “ayudas” de la cooperación internacional. Esto, como primer paso para proceder a una democratización del Estado que lo haga eficiente, probo, pequeño y fuerte.» (ver http://elperiodico.com.gt/?p=92297)
¿Acaso no esto la esencia misma del «izquierdoderechismo» que MRM no se cansa de mencionar pero que nunca, absolutamente nunca, es capaz de identificar con nombres y con referencias concretas?
¿Acaso eso de negociar con la «potencia del norte» los términos en los que quiere implementar el Plan Alianza para la Prosperidad, haciéndolo desde una posición de soberanía y dignidad nacional, no es precisamente la esencia de una posición «rosé» que MRM dice no representar pero que desde mediados de los noventas, con sus propuestas de «democratizar el capitalismo local» o de un «capitalismo de pequeños y medianos empresarios» es de hecho la esencia pura de una socialdemocracia ya difunta y que él en efecto se ha arrogado el papel de vocero principal?
¿Y acaso no continúa acusando a colectivos urbanos que surgieron de la plaza en el 2015 o que participaron en ella, desde el Grupo Semilla hasta colectivos ciudadanos más radicales, de enarbolar posiciones que solo él parece ser capaz de discernir como equivocadas pero que, cuando él las plantea en sus artículos de prensa y les da la forma de una alternativa iluminada de repente aparecen como la única alternativa progresista e intachable?
De hecho, si alguien o algún colectivo urbano surgido de la plaza en 2015 hubiera dicho públicamente que había platicado con empresarios de derecha y de centro, con grupos militares (¿quien? ¿la AVEMILGUA? ¿la misma mara detrás del FREARE? ¿quién?) y con dirigentes de organizaciones populares (¿quienes? ¿las organizaciones que apoyaron a OPM y al PP? ¿su propio culto o Grupo Intergeneracional?), ¿no hubiera sido MRM el primerito en haberlos acusado de ser «rosados», «socialdemócratas», «derechoizquierdistas» y demás encarnaciones de lo que él rechaza cuando no es él quien lo formula? ¿En qué realmente constituyen estas expresiones «un interlocutor alternativo» cuando ignoran – como MRM mismo lo hace – las propuestas de cambio profundo, rupturista y refundacional que nacen desde abajo, es decir, desde los movimientos sociales mayoritarios, indígenas y populares?
Todo esto resulta, por supuesto, de un análisis erróneo de lo que ocurrió en 2015 (MRM piensa, equivocadamente, que fue una «revolución de colores») y de un diagnóstico problemático no solo de lo que significa la elección de Jimmy Morales y el FCN-Nación (AVEMILGUA) sino también del carácter de la coyuntura presente. Cuando MRM dice «Ya no es tiempo de bipolarismos de guerra fría, sino de trabajar a favor (no en contra) del interés nacional», suena exactamente como Jorge Serrano Elías así como los militares y ex-guerrilleros que le dan apoyo. Esa es la gente que maneja ese discursito de reconciliación y de trabajar de modo conjunto por un supuesto «interés nacional» a partir del cual están dispuestos incluso a negociar con «dignidad» los términos de venta de la nación misma. Y es la gente en torno al Cacif y otros grupos e intelectuales pro-empresariales y oligárquicos quienes más consistentemente articulan eso de la «democratización del Estado que lo haga eficiente, probo, pequeño y fuerte».
Quienes queremos fundar o refundar un Estado nuevo, retornamos al pueblo.
Vamos patria hacia la #RefundaciónYa desde abajo, democrática y rupturista
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).
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