Para quienes defienden «la familia» tradicional en nombre de la Biblia

Para quienes defienden «la familia» tradicional en nombre de la Biblia
Marco Fonseca

«La Biblia [también] contiene multitud de referencias a la esclavitud. No la condena, sino que permite la práctica regulada, especialmente en el Antiguo Testamento (Éxodo 22:2-3; Deuteronomio 21:10-11), pero también en el Nuevo Testamento (Efesios 6:5; I Timoteo 6:1). A los esclavos israelitas masculinos se les ofrecía la libertad tras seis años de servicio con determinadas estipulaciones (Éxodo 21:2-6, Deuteronomio 15:12-15, Jeremías 34:14) sin embargo, si el esclavo era extranjero, él y su descendencia pertenecían a la familia dueña de forma perpetua excepto en casos determinados (Levítico 25:44-47, Éxodo 21:26-27).» (Fuente: Wikipedia)

En cuanto a la «familia nuclear», hay que recordar el patriarcado polígamo de Lamec (Génesis 4:19), David ( 2 Samuel 12:8, con dios incluso prometiéndole más control sobre más mujeres), Salomón y sus 700 esposas y 300 concubinas (1 Reyes 11), etc. Aunque este modelo patriarcal polígamo cambia al modelo de la familia nuclear en el Nuevo Testamento (con la consolidación de dicha forma familiar en el derecho y la vida social romana) donde, por ejemplo, en 1 Timoteo 3:2, 12 y Tito 1:6 ya se habla del hombre como «marido de una sola mujer». Aunque ya en Deuteronomio 17:14-20 se dice que los reyes no tomarán para sí «muchas mujeres», solo siglos después de los tiempos del Antiguo Testamento surge y se consolida la familia nuclear patriarcal y el reinado «divinamente» sancionado de los hombres sobre las mujeres dentro del matrimonio «cristiano». Esto queda registrado cuando el ampliamente cuestionado escritor de Efesios ordena «Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor» (5:22) (Efesios, por cierto, es uno de esos «libros» del NT cuyo origen es disputado y sobre los cuales existe un consenso académico de que no fue escrito por Pablo y, mucho menos, el Pablo radical de, por ejemplo, Romanos o Corintios).

¿Significa esto que la gente cristiana, evangélica, que cree ciega y literalmente en la Biblia, debe practicar la esclavitud o la poligamia patriarcal (aunque no sea con «muchas mujeres») hoy en día o por lo menos defender estas instituciones como si fueran sancionadas por dios y, por tanto, eternas? ¿Acaso el país más evangélico del mundo (EE.UU.) no tuvo una guerra civil para abolir la esclavitud, en muchos casos con Biblia en la mano y precisamente en nombre de dios, la iglesia, el evangelio, la verdad y la libertad? ¿Acaso el Reverendo evangélico Martin Luther King, Jr no luchó contra el legado principal de la esclavitud, es decir, la segregación y la discriminación racial y clasista en los años 50s y 60s ya en el siglo XX? (Algo que, por cierto, está celebrado en la edición de la Biblia que se llama Biblia Latinoamérica) ¿Acaso la esclavitud o el matrimonio con mujeres mejores de edad no está prohibida hoy en día en el Derecho Internacional y acaso no existen actualmente iniciativas de convenciones contra cualquier forma de discriminación sexual y formas diversas de identidad de género (ver https://goo.gl/AeJdrv)?

A pesar de los cambios radicales que han habido en formas de leer la Biblia, hoy en día gente como los mormones siguen defendiendo la más tradicional y problemática «concepción bíblica» de la poligamia patriarcal y, si tuvieran el chance, creo que también defenderían la esclavitud. Y la gente evangélica en Guatemala, en su mayoría gente pobre y explotada, gente profundamente hegemonizada y hechizada con los mensajes superficiales y milagros falsos de gente como el pastor Cash Luna, sigue hoy consumiendo la forma más vulgar, fundamentalista e ignorante de leer la Biblia, la que promueve el llamado «neo-pentecostalismo» en combinación con el «evangelio de la prosperidad» (con su nuevo énfasis en Apóstoles, Profetas, etc.) que hemos heredado del pentecostalismo y el evangelismo tradicional que se desarrolló en EE.UU. en el siglo XIX. Ese evangelio es el que llegó a países como Guatemala a partir de la «Reforma Liberal» de los 1880s con la llegada de presbiterianos; ese evangelio se consolidó entre los 1920s y 30s con la fundación de congregaciones bautistas, la Iglesia de Dios Evangelio Completo o las Asambleas de Dios; y ese evangelio hizo explosión con fervor misionero y avivador sin precedentes cuando, ya en el contexto del Estado de seguridad nacional y su promoción de ideologías del sometimiento, se fundan congregaciones como la Iglesia Principe de Paz o la Misión El Calvario entre los 1950s y los 1980s. Hoy en día el mismo Jesús sería incapaz de reconocer sus palabras (o lo que críticamente se acepta que podrían ser sus palabras), ya no digamos su ejemplo (o lo que críticamente se piensa que fue o pudo ser su vida), en todo lo que se predica en estas iglesias pentecostales o neo-pentecostales en Guatemala.

Referencias dogmáticas y superficiales a la Biblia, sin hermenéutica crítica y contextualizacion histórica, hace de estos textos escritos por un pueblo creyente en mitos en la edad de bronce y en la edad de hierro un catálogo de dogmas que el mismo Jesús, con su propio ejemplo y en muchos de sus mensajes, puso en tela de juicio y no dudaría hoy en ridiculizar y denunciar una vez más como lo hizo cuando hizo amistad con «prostitutas» y vagabundos en contra de las tradiciones establecidas y de la Ley mosaica misma. Sin contexto e interpretación crítica esos textos no sirven para nada excepto justificar el prejuicio, la ignorancia, el racismo, el sexismo, la homofobia y hasta la persecución, represión y condena de personas con diferente sexualidad, color de piel diferente, mujeres, pobres, juventud, etc. Son formas de esclavitud en muchas de sus desgraciadas formas «modernas».

En lugar de defender formas opresoras de vida, lo que hace falta hoy es un nuevo éxodo, gente que hable como profetas críticos del poder e incluso amenace con plagas a quienes oprimen y esclavizan a la gente pobre y subalterna; es necesario que los pueblos organizados estén dispuestos a salir por la puerta estrecha «porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella».

Vamos patria hacia la #RefundaciónYa desde abajo, democrática y rupturista

Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).

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Foto: Prensa Libre

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