Trump tiene un admirador en Guatemala: Mario Roberto Morales
Me temo que Mario Roberto Morales se equivoca de nuevo, pero esta vez sobre Trump. No hay tal cosa de un Trump meramente nacionalista y dispuesto a desarrollar de nuevo la economía industrial a expensas de WallSt or la The City, es decir, los corazones del «capitalismo especulativo global». No hay un buen Trump que, si tan solo no esgrimiera su retórica política en términos fascistas, podría dar «un gran paso adelante para millones de personas, pues implicaría trabajo, riqueza e inversión masivas». Y la lucha encarnizada que se está dando entre las viejas elites gringas atadas al complejo militar-industrial nacional y la economía del carbón y las nuevas elites atadas a la globalización y transnacionalización del capital y la emergente «economía verde», no se reduce a una luncha simplista entre la «progresía» de la «oposición ciudadana» orquestrada por George Soros y Gene Sharp con apoyo de «legiones de grupos de minorías étnicas, culturales y sexuales de Estados Unidos» contra un pobre y «satanizado» Trump nacionalista. Una interpretación superficial y, de hecho, ridícula.
Con lo de Trump, hay que ser realmente dialécticos y críticos. Una cosa es la apariencia y otra la realidad. EN APARIENCIA, él es un «nacionalista», un «populista» y un «aislaciocionista». También, EN APARIENCIEA, él se presentó durante la campaña electoral como «anti-establishment» (contra-establecimiento en Washington) y contra «el pantano» de Washington y así ha seguido siendo presentado por UN SECTOR de las elites gringas y los medios corporativos de prensa. Sin embargo, desde su llegada a la Casa Blanca, a juzgar por todos los nombramientos que ha hecho para su gabinete (incluyendo a los de Wall Street) (ver https://goo.gl/XTE1NL), a juzgar por todas las «órdenes ejecutivas» que ha pasado (contra inmigrantes y contra la lucha en contra del cambio climático) (ver https://goo.gl/OnSxn1 y https://goo.gl/1D7GTM) y ha juzgar por todos los escándalos en que ya está metido y que incluso amenazan desde ya su presidencia (ver, entre muchos, https://goo.gl/w5Qjo4), él está lejos de ser todo lo que dijo ser y lo que MRM cree que él es.
EN REALIDAD, Trump es un neo-imperialista que busca restaurar el papel hegemónico de EE.UU. en el mundo, incluyendo el mundo del libre comercio y del capital transnacional y especulador. Por eso ha puesto a Wall St en comando de sus principales departamentos económicos, comerciales y financieros y por eso Wall Street está muy, muy satisfecha con sus nombramientos. Lejos de buscar una globalización más multilateral, como lo han venido haciendo sus predecesores incluyendo Bush y Obama, para distribuir la responsabilidad tanto económica como militar, pero también lejos de creerle el discurso de reconstruir la economía nacional (como ingenuamente lo hace MRM y tanta otra gente), Trump busca una globalización que gire en torno al americanismo (incluso en el sentido de Gramsci) y su «proteccionismo» militar y económico. Lejos de ser un populista, Trump busca la restauración del poder de clase de UN SECTOR de las elites gringas – no el que ha apoyado la globalización multilateral sino quienes la oponen, como los Hermanos Koch y la gente del complejo militar-industrial atado a la economía del carbono – y su visión de neoliberalismo extremo y punitivo disfrazado de libertad.
Eso es, pues, lo que está detrás del discurso de «Make America Great Again» – Hagamos a America Grande Otra Vez. Lejos de estar contra el establecimiento político y económico en Wall Street, Washington o en EE.UU., Trump ha puesto en posiciones de poder a la elite más rapaz de Wall Street y del viejo complejo militar-industrial gringo. Y todo esto, todito, en contra de los intereses de la misma gente que votó por Trump, sobre todo la gente del «cinturón» o «corredor oxidado» del país, es decir, los Estados que han sido más afectados por la desindustrialización que ha provocado el comercio libre (NAFTA o acuerdo comercial con Canada y México) y que podría haberse profundizado con el TPP que Trump ya rechazó. He aquí, en parte, la idea profundamente equivocada de que los trabajos de la clase trabajadora estan siendo robados por inmigrantes ilegales y «criminales» que Trump está proponiendo deportar en masa y que ya empezó a hacerlo. Y de ahí también su propuesta aparentemente nacionalista – en realidad xenófoba y racista – de construir el muro en la frontera con México. O sea, pues, que Trump es en realidad todo lo opuesto de lo que aparenta o de lo que ha declarado que es y que la prensa ha repetido hasta el cansancio.
Resulta interesante que Trump tenga otro admirador en Guatemala: Mario Roberto Morales. El mismo «intelecutal» que no pierde una sola oportunidad para insultar toda la «“oposición ciudadana” aupada por estrellas progres de Hollywood, como De Niro y Streep, así como por legiones de grupos de minorías étnicas, culturales y sexuales de Estados Unidos». El mismo que en Guate insulta a los colectivos urbanos y la gente crítica y que no titubea en darle la bienvenida al FREARE y al MCN.
Vamos Guatemala hacia la #RefundaciónYa desde abajo, democrática y rupturista
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).
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Foto: Carlos Barria/Reuters
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