¿Qué era y qué pasó con “La Juntita”?
Marco Fonseca
Le versión corriente y aceptada de “La Juntita” proviene de, entre otros, la prensa dominante y, más particularmente, de José Rubén Zamora, quien la diseminó en su periódico a partir de 2016. Según esta versión:
“Los jefes de Estado de facto en el siglo pasado solían gobernar con “juntas militares” que representaban los intereses de los grupos de poder y, además, cumplían la función de vigilar al caudillo. Inexplicablemente Jimmy Morales, electo con el voto masivo del pueblo, decidió gobernar con una “juntita militar” de facto. Son cuatro oficiales retirados y ninguno ocupa cargo oficial en el Gabinete, pero mandan más que el presidente.” (ver https://is.gd/qiNqwg)
Detrás de este argumento corriente también está la idea de que, el ejército, como institución, sigue al mando del gobierno de Morales o, de hecho, del Estado en Guatemala. Sin embargo, lo contrario perece estar pasando con el ejército: se trata hoy también de una institución sujeta a la depredación, a la corrupción y al tráfico de influencias como cualquier otra institución del Estado ampliado. Lo que puede decirse con seguridad sobre la presencia militar en el gobierno de Morales es que la misma consiste en una camarilla de ex-militares, muchos egresados de las promociones 103 y la 108 de la Politécnica, siendo esta última, por cierto, la promoción del hoy asesinado capitán Byron Lima Oliva. También puede decirse que esta generación de ex-militares, “muy leales” entre sí aunque eso en sí es muy común y poco notable, “co-gobierna” con Morales y constituye, sin duda alguna, el eje militarista, aunque no el único y no necesariamente el más fuerte, del conservadurismo de la restauración (ver, como fuentes y referencia, https://nomada.gt/?p=44391 y https://cmiguate.org/?p=12656, extractos de Luis Solano, “Un gobierno bajo el control empresarial y militar”, El Observador, Año 11, No. 49-50, enero-febrero 2016, pp. 5-39).
A continuación indicamos, de modo general, quienes eran los miembros de “La Juntita”, el supuesto “poder detrás del trono”, y qué es lo que ha pasado con los mismos que supuestamente “mandan más que Morales”:
- Edgar Justino Ovalle Maldonado, la figura más poderosa de “La Juntita”, antiguo comandante de la zona militar en Sololá, en la Base Militar de Tropas Paracaidistas, retirado del Ejército desde 1996, diputado del FCN-Nación y ex-subjefe de la bancada legislativa del FCN-Nación. Ovalle Maldonado se encuentra hoy prófugo de la justicia por delitos contra la humanidad, durante su paso por la Zona Militar 21 en las verapaces, es decir, el Caso Creompaz.
- Herbert Armando Melgar Padilla, antiguo responsable de Asuntos Civiles (S5) de la zona militar de Quiché en 2004, principal Asesor de Seguridad de Morales y hoy señalado de organizar una red de espionaje desde la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia, SAAS encargada de “investigar a exfuncionarios, diputados, periodistas, líderes sociales y empresarios” (https://cmiguate.org/?p=12656). Zamora lo sigue llamando, de acuerdo a su teoría del “poder detrás del trono”, “el hombre que mueve los hilos de la Presidencia de la República” (ver https://is.gd/I2fhNK). Melgar Padilla está hoy acusado de haber manipulado la investigación sobre la muerte de su padre, José Armando Melgar Moreno.
- Mario Efraín Aragón Paredes, graduado de la Politécnica en 1982 junto con Melgar Padilla y ex-asesor de la Dirección General de Migración en 2015. Egresado de la politécnica con la Promoción 103, ex-teniente coronel y también egresado del Doctorado en Seguridad de la USAC. Aragón Paredes sigue como asesor de seguridad muy cercano de Morales.
- Ex-general Edgar Ricardo Bustamante Figueroa, antiguo oficial de inteligencia bajo los generales Manuel Antonio Callejas y Francisco Ortega Menaldo, jefe del antiguo centro de torturas llamado “La Isla” (en la zona 6), viejo miembro de la Red Moreno, influyente en el ministerio de defensa de Colom, ex-secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional bajo Pérez Molina y hoy también ideólogo clave de Morales. Cuando dirigía la Secretaría Técnica del Consejo Nacional de Seguridad (STCNS), Bustamante fue uno de los fundadores del “Doctorado en Seguridad” de la USAC. También es un vínculo importante con el sector privado y un cuadro central de la Secretaria de Inteligencia del Estado) que está dirigida por su yerno Mario Duarte (también egresaso del Doctorado en Seguridad de la USAC, instructor en la Escuela de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa Nacional, instructor del Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad, instructor Certificado en Análisis de Perfiles y Comportamiento Criminal, Departamento de Protección Nacional en el Department of Homeland Security de EE.UU y del NASS de Israel – ver https://www.sie.gob.gt/portal/index.php/nosotros/secretario). Bustamante Figueroa ha estado también tradicionalmente vinculado a la embajada de los Estados Unidos y se ha jactado de que todos sus nombramientos están aprobados por la embajada. Un verdadero traficante de influencias.
Por supuesto, en el gobierno de Morales también encontramos a Erick Melgar Padilla, hermano del diputado Herbert Armando Melgar Padilla, actual comandante de la Guardia de Honor, hoy también acusado por la Cicig y el MP por el delito de obstrucción a la justicia por el caso Manipulación de Justicia. Además, Williams Mansilla, el antiguo comandante de la Guardia Presidencial (2012-2015) durante Pérez Molina y hoy general retirado y ex-ministro de defensa de Pérez Molina (desde agosto de 2015) y de Morales. Mansilla está hoy ligado a proceso por caso del bono de responsabilidad a favor de Morales y otros militares y se encuentra con arresto domiciliario.
¿Qué tienen en común los miembros directos de “La Juntita” aparte de ser ex-miembros de las fuerzas armadas? Todos son militantes de AVEMILGUA, algunos tienen contactos o están también relacionados con la Fundación contra el Terrorismo y algunos tienen también contactos o están vinculados al movimiento Pueblo, Pobre Organizado, Vamos por la Reforma del Estado (POVRES). Se trata de gente graduada con la promoción 103 o 108 de la Escuela Politécnica (ver https://cmiguate.org/?p=12656) y, en algunos casos, también de gente egresada del famoso “Doctorado en Seguridad” en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la USAC. Por razones generacionales, es obvio que hoy (datos del 2017), “22 altos cargos dentro del ejército están en manos de miembros de la promoción 103, y 7 son ocupados por egresados de la 108. Dirigen los centros educativos militares, las bases regionales y también la Dirección de Inteligencia, el Centro Médico Militar, la Dirección de Finanzas y la Dirección de Auditoría” (https://nomada.gt/?p=44391).
Nuestro argumento, sin embargo, es que “La Juntita” no actuó en nombre del ejército, no representa tutelaje militar, institucional, directo por sobre el gobierno y el Estado (ni más ni menos que lo que han hecho con todo gobierno civil desde Portillo) y no puede equipararse a las “juntas de facto” que existieron en Guatemala, junto a todo gobierno militar y/o dictador, durante el Estado de seguridad nacional. Nuestro argumento es que, de una forma u otra, estas figuras ex-militares se han vuelto parte, por conectes, negocios, redes de poder, ideología e intereses, de una muy abigarrada fracción conservadora de las elites dominantes y se encuentran ubicados no solo en los pasillos claroscuros de los poderes del Estado, sino que también en muchas otras oficinas, instituciones o programas del Estado y, por supuesto, en organizaciones de la sociedad civil. Esta fracción ha estado participando, directa o indirectamente, en asuntos de gobierno y Estado desde hace años y el derrumbe de “La Juntita” por el peso de la corrupción y la criminalidad no significa el fin de dicha función. Pero, como también es parte de nuestro argumento, es posible decir que desde el gobierno de Portillo el ejército dejó claramente de jugar un papel institucionalmente tutelar del Estado y, por medio de sus más destacados, influyentes y acaudalados ex-miembros, se ha vuelto más bien parte de las fracciones dominantes, más que todo las conservadoras, del cacifismo y del Estado ampliado. El ejército mismo está hoy sujeto a la misma apropiación, cooptación y depredación criminal a la que está sujeto el Estado ampliado como un todo.
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Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).
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Foto: elPeriódico
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