Articulan el frente del consenso dominante

Articulan el frente del consenso dominante y yo si me atrevo a criticarlo.

Antonio Malouf, presidente del CACIF, Juan Carlos Zapata, director ejecutivo de Fundesa, Raquel Zelaya, del Foro Guatemala, María del Carmen Aceña, investigadora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), Ronald MacKay, Estuardo Porras, Helen Mack, Manfredo Marroquín, Carolina Escobar Sarti, Julio Prado y Eleonora Muralles, la diputada Andrea Villagrán, del partido Todos e integrante del Frente Parlamentario por la Transparencia, Ricardo Barrientos, ex viceministro de Finanzas y el excomisionado presidencial para la Competitividad, Lenina García, secretaria general de la AEU, entre otras figuras neoliberales, extremo-centristas, permitidas y cacifistas, se han integrado al llamado Frente Ciudadano contra la Corrupción. Según un tuit de Dina Fernández, la periodista del extremo centrismo y dueña del medio digital Soy502:

«A la formación del Frente Ciudadano Contra la Corrupción asisten Dionisio Gutiérrez y Felipe Bosch, Carlos Enrique Mata, Peter Lamport, Carlos y Estuardo Porras, Salvador Biguria, Salvador Paiz, Juan Carlos Paiz, María Pacheco, Tony Malouf y Javier Zepeda.»

A ellos se suman otros empresarios como Emilio Méndez, Rodrigo Cordón, Estuardo Porras Zadik, el empresario y columnista y su hermano Julio Carlos Porras Zadik, exgerente de Telecomunicaciones de Guatemala (Telgua), Carlos Enrique Mata, presidente ejecutivo de CBC, así como Miguel de León Ceto, representante de las alcaldías indígenas de la región Ixil, Rigoberto Juárez, autoridad ancestral Q’anjob’al y otros/as representantes indígenas. Según otros reportajes «Iglesias, académicos, empresarios, indígenas, periodistas, e investigadores de tanques de pensamiento» también forman parte del esfuerzo. En total, más de 50 personas «comprometidas» con la «lucha contra la corrupción» han decidido someterse de lleno al consenso dominante. Y, sentados en el salón del evento durnate su lanzamiento público también estaban, de modo poco sorpresivo y recibiendo enorme adulación y aplausos, Iván Velásquez y Thelma Aldana.

La presencia de Velásquez y Aldana en este ejercicio altamente ideológico y mediático, cual corderos sagrados de oro, no es algo sorprendente o nuevo. Lo han venido haciendo desde el 2015 (ver, como ejemplo, https://wp.me/p6sBvp-2x). Es expresión clara, por un lado, de sus verdaderas posiciones ideológicas (Aldana, como ella misma lo ha admitido, conservadora; Velásquez, extremo-centrista declarado) y, por otro, del papel ideológico que está jugando la Cicig en Guate como parte del consenso dominante. Por mi parte, apoyo el trabajo JUDICIAL que hace, sus investigaciones (hasta donde las lleva) y los sujetos a los que está pesiguiendo. Pero no hay ninguna ilusión ingenua de que están por encima de la guerra de posiciones y trabajando exclusivamente por el «bien de Guatemala» o no ser que por «bien» entendamos lo que prescribe una cierta tendencia ideológica dominante (https://wp.me/p6sBvp-Q; https://wp.me/p6sBvp-NI).

El Frente Ciudadano Contra la Corrupción, por lo menos formalmente, fue convocado por el diputado Jean Paul Briere Samayoa, de CREO, y promovido en Twitter con la etiqueta de «#YoSíMeAtrevo«. Se trata, a primera vista, de un esfuerzo por «incluir» las múltiples formas de «lucha contra la corrupción» dentro de una instancia única que, juntando a «líderes sociales» de «izquierda y derecha», articula el consenso dominante supuestamente «desprovisto de posiciones ideológicas, sociales, políticas o económicas». Y le tocó a Álvaro Montenegro, de @AlianzaRgt, leer a la audiencia presente en ese evento la carta del Frente Ciudadano contra la Corrupción. Como si estuviera recitando de el padre nuestro del consenso dominante, Montenegro dijo:

“Como Frente Ciudadano contra la Corrupción nos comprometemos a asumir la lucha contra la corrupción como lo hicimos en el 2015, y continuar apoyando los esfuerzos del Comisionado Iván Velásquez y la Fiscal General, Thelma Aldana. (…) Si erradicamos la corrupción, podemos construir un verdadero Estado de Derecho, basado en la cultura de legalidad que fomente la transparencia, elimine la impunidad y rescate la institucionalidad democrática de nuestro país”.

Así es como han «progresado» muchos/as activistas que surgieron en 2015. En eso también ha devenido, supongo, la llamada Asamblea Ciudadana contra la Corrupción y la Impunidad, creada en octubre de 2017, y lanzada al público en una manifestación multitudinaria frente al palacio después de los cuatro actos de infamia cometidos por la restauración entre agosto y septiembre de ese año. Este paso de la Asamblea Ciudadana al Frente Ciudadano tiene una dinámica similar a la que se dio, durante el auto-golpe de Serrano Elías, con el paso del Grupo Multisectorial a la llamada «Instancia Nacional de Consenso» liderada por el Cacif y acuerpada por partidos políticos en ese momento dominantes. Ese fue el consenso dominante de ese momento.

Hoy, pues, no es de ninguna manera coincidencia el lanzamiento público de este frente del consenso dominante, las declaraciones recientes de Gutiérrez en las que hace un llamado a la «unidad contra la corrupción» y el «encuentro ciudadano» que la fundación del mismo Gutiérrez está por celebrar en nombre de buscar una salida a la cooptación del Estado por la fracción apropiadora y criminal del cacifismo.

El cacifismo, en todas sus formas, está en la guerra de posiciones haciendo todo lo que puede por desarticular, desactivar y deslegitimar, incluso como algo más apremiante que la «lucha contra la corrupción», toda fuerza social que no adopte los términos y significantes claves de la fracción depuradora de las elites dominantes. Cualquier grupo o movimiento social que no acepte los términos restringidos de «corrupción» y «cooptación» del Estado que quiere imponer el consenso dominante es, pues, una fuerza «populista» o, peor, «terrorista». Por ello es que los términos de la «Carta abierta» de este frente se limitan a hablar de «corrupción» en el Estado, entendido de modo limitado y puramente administrativo. La corrupción y cooptación que engrasa y mantiene activa la economía neoliberal, el extractivismo, el despojo de tierras, aguas y otros bienes comunes, en donde todo el Cacif y, en particular, la familia de los Gutiérrez están sistémicamente implicados, no aparece para nada en los términos del consenso dominante como tampoco en las persecuciones de la Cicig -no son parte de su mandato dicen. De ninguna manera pueden pues permitir que se les escape la narrativa dominante de la coyuntura presente y, mucho menos, que se amplíe la noción de corrupción ligada a la crisis de hegemonía ya sea por contradicciones entre las mismas fracciones dominantes o por una guerra de posiciones abierta con las fuerzas del rupturismo.

Hay que notar, por tanto, la ausencia de los movimeintos sociales mayoritarios, rupturistas y refundacionales. Mi solidaridad con esos movimientos.

 

Vamos Guatemala hacia la #RefundaciónYa desde abajo, democrática y rupturista

Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).

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