¿Qué es el consenso dominante? ¿Cómo es que la Idea de la Refundación nos sirve para criticarlo?
Marx escribió en La ideología alemana que
[C]ada nueva clase que pasa a ocupar el puesto de la que dominó antes de ella se ve obligada, para poder sacar adelante los fines que persigue, a presentar su propio interés como el interés común de todos los miembros de la sociedad, es decir, expresando esto mismo en términos ideales, a imprimir a sus ideas la forma de la universalidad, a presentar estas ideas como las únicas racionales y dotadas de vigencia absoluta.
Esta misma idea de construcción de la universalidad por parte de los grupos dominantes fue también expresada por Gramsci, en su análisis de las situaciones y las relaciones de fuerza, en los siguientes términos:
El Estado es concebido como un organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones favorables para la máxima expansión del mismo grupo; pero este desarrollo y esta expansión son concebidos y presentados como la fuerza motriz de una expansión universal, de un desarrollo de todas las energías “nacionales”. El grupo dominante es coordinado concretamente con los intereses generales de los grupos subordinados y la vida estatal es concebida como una formación y superación continua de equilibrios inestables (en el ámbito de la ley) entre los intereses del grupo fundamental y los de los grupos subordinados, equilibrios en donde los intereses del grupo dominante prevalecen hasta cierto punto, o sea, hasta el punto en que chocan con el mezquino interés económico-corporativo (Gramsci, Q13 §17).
Aunque al comienzo el interés de los partidarios de la universalidad siempre se armoniza más o menos con el interés común de todas las demás clases o grupos no dominantes, aunque el Estado es concebido como “un organismo propio de un grupo” pero dedicado al desarrollo y expansión universal del mismo grupo, hay tiempos especiales cuando esa universalidad cuidadosamente construida “en el ámbito de la ley” así como en el ámbito de la sociedad civil y del mundo de la vida diaria, entra en crisis. Hay momentos especiales cuando el interés general de la universalidad es revelado como una cortina detrás de la cual se esconde un interés particular que, en circunstancias políticas normales, el proceso hegemónico se encarga de socializar y convertirlo en un sentido común legitimador o un consenso dominante. Cuando dicho proceso hegemónico deja de ser capaz [de] producir el sentido común y el consenso hegemónico, la universalidad de la ideología dominante entra en crisis y abre las puertas para una posible ruptura con la misma.
La idea de la Refundación no surge porque las elites dominantes hayan fallado en crear las condiciones suficientes para el máximo desarrollo de su consenso dominante y la institucionalización de ese consenso en la forma de una estructura/superestructura básica, entre cuyos elementos angulares encontramos al Estado derecho, una democracia liberal y un capitalismo eficiente y sostenible. Lo que ha sido creado en Guatemala, aunque una vez haya sido producto del colonialismo o del imperialismo, es hoy lo que es más funcional y más eficiente para el interés particular dominante del país. La corrupción del Estado neoliberal de derecho ampliado, las profundas disfuncionalidades de la democracia ya restringida y tutelada, el carácter crecientemente violento de un capitalismo cada vez más transnacionalizado, extractivista y desigual son, todos, expresiones perfectas de una elite dominante que ha aprendido a acumular su capital en condiciones de total injusticia e impunidad. La idea de la Refundación surge, por tanto, porque las condiciones que han sido creadas se tornan auto-destructoras y sus contradicciones inherentes se vuelven insuturables dando lugar con ello al surgimiento de una verdad diferente que busca redefinir la objetividad misma y romper con el consenso dominante del discurso cacifista. La idea de la Refundación vuelve concreta la posibilidad de una ruptura con el sistema dominante existente, precisamente porque el contenido de dicho sistema y de sus discursos legitimadores no solamente contiene un interés particular sino también porque sus monstruosidades inherentes, particularmente la corrupción y cooptación total del Estado neoliberal de derecho ampliado, han sido reveladas como algo absolutamente insoportables.
Para una discusión más completa, ver mi pieza “La Idea de la Refundación como crítica del consenso dominante” disponible aquí – https://wp.me/p6sBvp-NE
Vamos Guatemala hacia la #RefundaciónYa desde abajo, democrática y rupturista
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).
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