La “clave” del éxito económico individual y por qué unas naciones son ricas y otras pobres
Un grupo de psicólogos dicen – de nuevo – haber descubierto “la clave del éxito financiero, o lo que hace que unas personas ganen más dinero que otras”. Según este estudio, “la clave del éxito financiero podría residir en la capacidad de autocontrol de uno mismo, a la hora de saber posponer un beneficio inmediato.”
Ver el estudio aquí: https://is.gd/XQwzXP
Ver la noticia aquí: https://is.gd/bUbHTf
El problema es que esta noticia ya había sido anunciada desde hace más de cien años, solo que todavía no había sido “psicologizada” – hegemonizada – por medio de la psicologia conductista y el análisis experimental del comportamiento (ver Wiki https://is.gd/432kws).
En el trabajo de Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, lo que estos psicólogos conductistas hoy “descubren” como bases del comportamiento económico de la gente más “exitosa” – después de 100 años de socializar los principios fundentales de esa ética (lo que Gramsci llama el taylorismo y el americanismo), Weber ya había teorizado como parte angular de una cultura burguesa. No se trata solamente de una cuestión de clase en el sentido estrecho del término sino de factores de carácter psicológico y religioso que se mezclan en la conciencia y la cultura de la gente y que resultan en ciertos comportamientos sociales, económicos y políticos.
Weber mismo, a su vez, “descubrió” en Calvino, quien también había hecho suyas las ideas de Lutero, la noción de que “el hombre se salva no por sus buenas obras, sino porque ha sido elegido por Dios para ese destino.” Lejos de llevar a la parálisis social o “conducir a la inacción, esta doctrina tuvo un efecto profundamente moralizador entre los creyentes, que, por decirlo de algún modo, se afanaron en alcanzar un absoluta integridad moral que les permitiese suponer que figuraban en el grupo de los elegidos para la salvación”. Es más, aunque “la meta no es la acumulación del capital, ni la satisfacción y alegría que pueda producir; pero, sin ser un fin en sí misma, esa meta orienta la organización de la vida. La obra del moderno hombre de negocios tiene así un fundamento religioso; la organización y la lucha comercial están estrechamente ligadas a una visión del mundo según la cual los más activos, los mejores (en suma, los elegidos) organizan, producen y enriquecen, en tanto que los otros, los no elegidos, pierden fatalmente sus batallas, declinan y decaen” (ver https://is.gd/laQ0n4). Weber, por supuesto, no habló de este comportamiento como una virtud o como algo racional. Para él, como para Freud y, en cierta forma, para Lacan, “la vida social y económica se revela […] como determinada por elementos irracionales e imprevisibles”.
Y la “noticia” no se queda ahí pues detrás de Calvino y Lutero encontramos, nada más y nada menos, que a San Agustín!!!
Estas ideas no solo están siendo ahora de nuevo “descubiertas”, después de haber sido puestas ahí por el mismo desarrollo capitalista y, antes de esto, del “sujeto” individual y privado de San Agustín (ver mi análisis de la crítica hegeliana a esta tradición, que la hereda Marx https://is.gd/fN8h14), sino que también están siendo aplicadas a la economía mundial. Esto lo ha hecho el economista peruano Hernando de Soto o el economista gringo Charles I. Jones para explicar “por qué unas naciones son ricas y otras pobres” (ver pieza en Forbes, basada en el trabajo del economista Charles I. Jones, aquí https://is.gd/jGu7QL).
El libro estándar sobre esto, en el momento, es el de David Landes, La riqueza y la pobreza de las naciones. ¿Por qué algunas son tan ricas y otras son tan pobres?, quien dice que “Si alguna lección puede sacarse de la historia del desarrollo económico es que la cultura es el factor determinante por excelencia” (p. 471). Para este autor, claro, cultura es “el espíritu de empresa, el conjunto de valores que guían la conducta de una población, el dominio de la ciencia, la tecnología y el espíritu racional”. El triunfo y riqueza de Europa se deben, por tanto, “al espíritu de empresa propiciado por el calvinismo, espíritu que se trasladó a las colonias inglesas en América.” Algo similar es el caso con Japón y su budismo ascético. Como ya lo han afirmado los académicos de la escuela corporativa en ciencia política (Howard J. Wiarda, Harvey F. Kline, Claudio Véliz, etc.), “en los países de influencia española [y católica] y en la propia España predominó la ética de la ganancia fácil, la rapiña y el saqueo.” Por eso es que hoy son naciones pobres y subdesarrolladas.
En base a estos “descubrimientos”, alguien podría fácilmente exclamar ¡Que viva el evangelio de la prosperidad!
Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).
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