¿Le toca a Manuel Villacorta?

¿Le toca a Manuel Villacorta?

Manuel Villacorta tiene, sí, cierta trayectoria académica…  Aunque debo confesar que tengo dudas académicas serias de ese doctorado en sociología que ofrece Salamanca ya sea en España o en su programa de Guatemala. Me huele a fábrica de doctores de cartón… ¿Doctorados de tres años?

De todos modos, el trabajo de Villacorta así como sus muchísimas columnas de opinión sobre la corrupción y otros temas cae cabal dentro de lo que llamamos el penudismo (las ideas y programas del PNUD) y la ya desfasada agenda de los Acuerdos (neoliberales) de Paz (para quienes están dentro del sistema). Su cercanía con agencias de cooperación como AECID, con su trabajo de parche, es también inquietante. De esa experiencia penudista surge lo que es su principal propuesta política en la campaña electoral de 2019: “la implementación de una política de desarrollo socioeconómico con énfasis en el combate a la pobreza, además de modificar las estructuras del Estado, atraer la inversión e invertir en infraestructura” (ver https://www.prensalibre.com/guatemala/politica/manuel-villacorta-ofrece-limpiar-el-ejercito-y-combate-a-la-pobreza/). Nada de eso tiene que ver con agroecología que es, por ejemplo, un eje central del partido (ver https://marcofonseca.net/2019/02/03/partidos-de-la-corrupcion-la-oposicion-y-la-refundacion/). Es, pues, más de lo mismo, extremo centrismo pero dentro de una propuesta de izquierda que es como se presenta Winaq.

Su colaboración “académica” con el gobierno de Otto Pérez Molina revela esa mentalidad de la gente operadora que quiere trabajar desde dentro de la cueva de leones supuestamente para avanzar el bien de los antílopes. Así en 2013 fue “contratado por la Secretaría Privada de la Presidencia para elaborar un plan y cronograma sobre los centros de investigación a tomar en cuenta para la elaboración de informes y estudios sobre políticas públicas.” Primero, todo esto en el momento en que se estaba dando el peor saqueo del Estado ampliado en la historia de Guatemala. Segundo, ¿qué podría producir esta colaboración de Villacorta con un gobierno como el patriota? ¡Nadie puede nadar en lago infestado de pirañas y cocodrilos y decir que no se da cuenta!

Villacorta ha escrito que

“Nunca he creído en la posibilidad de aplicar mediante licitación a cualquier programa promovido por la cooperación internacional. Primero, porque sé que el 90% de los casos culminará con licitaciones adulteradas, en donde los mismos miembros de círculos muy cerrados que durante años han merodeado por las agencias de cooperación internacional, habrán de apropiarse de los programas y por supuesto, de los fondos designados para los mismos. Segundo, porque es absurdo pretender solucionar los dramáticos problemas socioeconómicos del país mediante programas efímeros, políticamente comprometidos con los gobiernos de turno” (ver https://www.narrativayensayoguatemaltecos.com/ensayos/ensayos-sociales/cooperacion-externa-y-corrupcion-manuel-r-villacorta-o/).

Sin embargo, cuando no le salió un contrato con el gobierno patriota, de todos modos lo lamentó y lo comentó en El Siglo, periódico que también reúne a comentaristas como Olmedo España (cuyas publicaciones ha comentado Villacorta) y Armando de la Torre. Villacorta escribió que el Ministro de Trabajo de OPM, particularmente el programa empleo juvenil vinculado al tema de migrantes, le habían hecho saber que su licitación para dirigir ese programa “había sido declarada desierta porque mi propuesta no había llenado sus expectativas.” El punto es que hubiera estado conforme con colaborar por medio de un “programa promovido por la cooperación internacional” con el saqueador supremo del Estado ampliado en Guatemala y precisamente en tiempos en los cuales, también, aumentó la migración chapina hacia el norte, con también un aumento precipitoso en las correspondientes deportaciones, que al gobierno del PP le valieron lo mismo que el papel de baño – ya usado!

Es desconcertante que Villacorta haya sido también embajador de Arzú en Israel en 1999 y que, con la elección de Portillo, haya renunciado en acto de protesta como si representar al peor gobierno neoliberal que Guatemala haya tenido hasta el presente (con toda su oleada de privatizaciones y privilegios para el sector privado) fuera algo sustancialmente mejor.

Es muy preocupante darse cuenta de los vínculos que Villacorta ha tenido con personajes muy problemáticos y enredados en toda esa maraña de corrupción y cooptación del Estado que la CICIG ha venido dejando al desnudo desde 2015. Aquí solo un ejemplo de lo que dice la investigación de elPeriódico:

“En 2011, Villacorta fundó una tienda de accesorios y complementos para damas denominada Gipsy Mistic la cual operaba en un centro comercial de la zona 10. Este negocio era administrado por Ana Lissette Morataya Paz, con quien contrajo matrimonio en julio de 2018. En julio de 2017 el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) acusó a Ana Lissette y su hermano Alfredo Estuardo Morataya Paz de lavado de dinero y otros activos dentro del caso denominado Municipalidad de Chinautla: un negocio de familia. De acuerdo con la investigación, en septiembre de 2010 los hermanos Morataya Paz le vendieron una finca a Constructora Lagunilla, vinculada al exalcalde de Chinautla, Arnoldo Medrano, por un monto de US$900 mil, sin embargo, esta fue declarada en apenas Q3 mil, por lo que el Estado de Guatemala dejó de percibir Q2 millones 718 mil 917.25 en concepto de impuestos por la compraventa de dicho inmueble. Constructora Lagunilla es una de las empresas que, según el MP y la CICIG, se beneficiaron con contratos municipales de manera anómala durante la gestión de Arnoldo Medrano.” (Fuente – https://elperiodico.com.gt/investigacion/2019/05/20/el-academico-que-quiere-ser-presidente/).

La posición de Villacorta frente al capitalismo extractivista es, para ponerlo de modo amable, tibia o extremo centrista. Nada que ver con lo que dice Winaq sobre agroecología y otras transformaciones profundas del sistema capitalista en Guatemala. Villacorta, por su parte, ha dicho: “He estado en contacto con grandes empresarios, conozco algunos, y hay una relativa amistad. Todos los grandes empresarios, en este momento están enfrentado situaciones de mucha complejidad para poder operar.” ¿Qué de la contaminación, destrucción ambiental, acaparación, despilfarro y destrucción de recursos comunes, criminalización y asesinatos, empresas privadas de seguridad, etc.? ¿Y qué es lo que Villacorta ve como “grave” en todo esto? “Todas las empresas están en un proceso de facturar cada vez menos por servicios, eso es grave. Tres las grandes empresas ya entraron en una peligrosa fase de reducción de costos, y en eso lo gravísimo es el despido de personal.” Villacorta responde positivamente ante la demanda central del CACIF: “certeza jurídica”. Por eso declara que “El tema que ha ocurrido en Guatemala es que lo mejor es que las inversiones estén basadas desde un principio, lo que al sector privado le encanta tanto en este país, de hablar del tema de reglas claras. Pero, nosotros creemos que se puede operar bien.” Esto es la pura esencia del extremo centrismo y al mismo tiempo del cacifismo. Lo más que promete es esto: “Vamos a revisar todas esas licencias, los contratos de concesión y los niveles de utilidad y beneficio que le están dando al país. Vamos a revisarlos, no los vamos a impedir.” Lo mismo dice de las hidroeléctricas:

“Con las hidroeléctricas estamos bien, son una gran fuente para modificar la matriz eléctrica en el país, es energía limpia. Queremos manejar muchísimo mejor el tema de la matriz de energía, pero eso sí, también supeditados a normas claras, porque las comunidades también cuentan. No se puede llegar a desviar un día porque se quiere, tener hombres armados y amedrentar una comunidad. Eso es lo que va a generar conflicto tarde o temprano, ingobernabilidad, es una mala inversión. Aquella máxima: Haz dinero, pero hazlo bien, hazlo ayudando”. (PL)

Así como le tira piropos al sector privado, también le tira piropos al ejército:

“El ejército. Hay un rubro donde el Ejército se vincula con el tema al combate del crimen organizado, y eso es prácticamente por condiciones topográficas y geográficas del país que solo el Ejército lo puede hacer. Nos interesa mucho que el Ejército vele por la integridad del territorio.

Hay otra cuestión que no podemos obviar, el Ejército de Guatemala que ahora tendrá 18 mil a 20 mil miembros, es el único que tiene los recursos, capacidad y experiencia para prepararse ante contingencias por desastres naturales, por la alta vulnerabilidad que tenemos, son tareas que el Ejército tiene que hacer.

Disolverlo, no. Desaparecerlo, no. Limpiarlo, sí, porque muchos oficiales del Ejército están vinculados con el crimen organizado. Lo digo sin temor. ¡Vamos a limpiar el Ejército! Porque cualquier oficial que se integra al Instituto Adolfo V. Hall con ese sueño de ser militar entra para que esa institución sea un prestigio, no para terminar siendo delincuente. Hay que limpiarlo y lo vamos a hacer. Esa es la función que vemos en el Ejército de Guatemala.”

Otras posiciones problemáticas de Villacorta son las siguientes: “este país está potencialmente dispuesto a trabajar con los grandes empresarios”; un gobierno “eficiente”; “No estamos de acuerdo con el aborto”; “nos negamos a la exacerbación de posiciones que ya generan una especie de machismo feminista contra el cual sí estamos en contra”; la iglesia es “fundamental. La formación espiritual de un país, aunque haya desarrollo económico y no hay formación espiritual es una sociedad que tarde o temprano llega al colapso” (Fuente: https://www.prensalibre.com/guatemala/politica/manuel-villacorta-ofrece-limpiar-el-ejercito-y-combate-a-la-pobreza/).

Claramente, Villacorta ha sido un operador político navegando los claroscuros laberintos del poder dentro del Estado ampliado neoliberal y sus bases sociales en la sociedad civil buena y permitida. Sin juzgar su éxito o fracaso como tal, pero como empresario del sector privado, por intención o no, ha parado vinculado a la corrupción en un caso identificado por la CICIG.

Hay que leer con cuidado para descifrar lo que Villacorta piensa de la CICIG y de la naturaleza del poder en Guatemala. Pero aquí hay unos pasajes reveladores que publicó en El Siglo ya en mayo de 2016:

“[M]uchos guatemaltecos consideran al embajador de Estados Unidos, al comisionado de la Cicig y a la fiscal general, como un tríptico muy poderoso y que estaría concentrando mucho poder político con su consecuente efecto en las grandes decisiones en el ámbito nacional. Para algunos otros, lo anterior estaría revelando que en Guatemala la soberanía como tal ha dejado de existir. Y otros más que aplauden abiertamente la fuerte incidencia de los funcionarios citados, por cuanto esto garantiza que exista una instancia capaz de enfrentar a las tradicionales fuerzas fácticas internas, que aún siguen teniendo importantes cuotas de poder, especialmente en el ámbito económico, haciendo referencia, sin duda, a los empresarios más poderosos del país. Y dicho enfrentamiento estaría marcado por los aspectos más importantes incluidos en la agenda global: fortalecimiento del Estado, erradicación de la corrupción, combate al crimen organizado, fortalecimiento del sistema de justicia, desarrollo económico-social sustentable y el respeto y cuidado a los recursos naturales y el medioambiente. Agenda que, debido a intereses locales empresariales, podría generar diversos puntos de colisión. Lo evidente es que el bloque de poder tradicional y sus diversas facciones (empresarios potentados, cúpula política y el alto mando militar) han perdido influencia e incidencia. Quizá por ello se intensifica la interrogante planteada: ¿Quién gobierna en Guatemala? ¿Quién toma las grandes decisiones de mayor incidencia nacional?” (Fuente – https://www.narrativayensayoguatemaltecos.com/ensayos/ensayos-sociales/quien-gobierna-en-guatemala-manuel-villacorta/).

Más recientemente Villarcorta dijo que la “Cicig tiene que realmente dedicarse a investigar el crimen, y una vez investigue y tener las pruebas trasladarlas al Ministerio Público”. Las investigaciones de la CICIG, dice, “caían en manos de personas que las tergiversaban, de jueces que no aplicaban”. ¿Acaso no es el crimen lo que la CICIG ha investigado realmente? ¿De qué jueces/as habla?

Finalmente, encima de todo (o quizás por ello), que Villacorta reciba el endose de Armando de la Torre… ¿qué se se puede decir? de la Torre escribe: “No menos me ha sorprendido agradablemente el tono sereno de hombre maduro y equilibrado, como era de esperarse, del distinguido sociólogo Manuel Villacorta y de la agrupación política “WINAQ” que lo ha postulado junto a la dirigente populista Liliana Hernández.” (ver http://elsiglo.com.gt/2019/05/03/pensando-en-voz-alta-ii/).

¡No le toca!

Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).

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MANUEL VILLACORTA CANDIDATO WINAQ.

Imagen: Prensa Libre

Una respuesta a “¿Le toca a Manuel Villacorta?

  1. Bravo!!! Por fin alguien abre los ojos al pueblo de este personaje. Además se llevó comisiones en el caso Medrano y no fue acusado por la CICIG. Qué raro?
    Pido por favor que sigan abriendo los ojos a la sociedad Guatemalteca sobre este “personaje” que dice ser politólogo.

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