Borges: entre lo retroactivo y lo imaginario

Borges: entre lo retroactivo y lo imaginario

Hay veces que la profundidad de Borges me deja atónito. Aquí un ejemplo de un corto ensayo sobre Kafka escrito en 1951 e incluido en la colección Otras inquisiciones:

«El hecho es que cada escritor crea a sus precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de modificar el futuro.»

Esto tiene implicaciones profundas no solo para la literatura en particular, sino que también para la cultura, la política y, ¿quién sabe?, la ontología misma.

Puesto de modo similar a Žižek: El hecho es que cada revolución crea sus propias condiciones o hechos precursores. El acontecimiento revolucionario (la acción, su ambición, su transformación) modifica nuestra concepción del pasado y del futuro. Solo después que ha ocurrido un Acontecimiento es posible decir, con cierta seguridad, cuáles fueron las condiciones que lo crearon.

En otro comentario igualmente profundo, escrito en 1941 como prólogo a sus Ficciones, Borges nos da un consejo sobre cómo escribir libros que es también extendible a la cuestión de cómo construir mundos e imaginarios posibles:

«Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario. [O]bras que tienen la imperfección de ser libros también, no menos tautológicos que los otros. Más razonable, más inepto, más haragán, he preferido la escritura de notas sobre libros imaginarios.»

Extendiendo esta idea a lo social, incluso a lo ontológico, así es como surge lo posible: buscar lo Absoluto, lograr la totalidad, realizar la utopía de modo directo resulta imposible, pero no por ello hay que abandonar dicha búsqueda. Un mejor rumbo es hacer como que ya existen estas construcciones y luego ofrecer un comentario en la práctica, una forma concreta (lo «universal concreto»), aunque sea inepta (de las equivocaciones es que aprendemosl; nos equivocamos para hacerlo mejor), notas sobre nuestros imaginarios.

Por esto es que demandar lo imposible no es una locura. La locura es negar que lo imposible ya existe y que ya está operando – como esperanza, como fé, como utopía o como programa, es decir, como notas – aunque sea por medio de nuestras equivocaciones e ineptitudes. Como el mismo Borges lo deja claro en «Pierre Menard, autor del Quijote», la historia no está finalizada hasta que no se lee/narra/escribe de nuevo.

Estamos proponiendo la locura de lo imaginario. Por eso tenemos la razón.

 

Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).

Este artículo es libre y de código abierto. Usted tiene permiso para publicar este artículo bajo una licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International licence con atribución a Marco Fonseca y #RefundaciónYa. Está permitida la copia, distribución, exhibición y utilización de la obra bajo las siguientes condiciones:

No comercial: se permite la utilización de esta obra con fines no comerciales.
Mantener estas condiciones para obras derivadas: Sólo está autorizado el uso parcial o alterado de esta obra para la creación de obras derivadas siempre que estas condiciones de licencia se mantengan para la obra resultante.

borges_ficciones

Deja un comentario