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¿Ningún compromiso? La enfermedad infantil del moralismo

¿Ningún compromiso? La enfermedad infantil del moralismo

Palabras de Lenin relevantes para entender, de nuevo, la derrota electoral de las izquierdas y de la única propuesta refundacional en el proceso electoral de 2019.

“Como es natural, los revolucionarios muy jóvenes e inexpertos, lo mismo que los revolucionarios pequeño-burgueses incluso de edad muy respetable y de gran experiencia, consideran extraordinariamente “peligroso”, incomprensible y erróneo “autorizar los compromisos”.”

Por eso optaron por la soledad, la pureza, la vanguardia.

“Todo proletario, gracias al ambiente de lucha de masas y de acentuada agudización de los antagonismos de clase en que vive, observa la diferencia existente entre un compromiso impuesto por condiciones objetivas (pobreza de la caja de los huelguistas, que no cuentan con apoyo alguno, padecen hambre y están extenuados hasta lo indecible) −compromiso que en nada disminuye la abnegación revolucionaria ni la disposición a continuar la lucha de los obreros que lo han contraído− y, de otra parte, un compromiso de traidores que achacan a causas objetivas su vil egoísmo…”

Por eso hablaron de que «no hay izquierdas» sino solo rosados y, por tanto, derechistas con quienes no debe articularse nada, en ningún momento. Por eso se erigieron en arquitectos supremos de lo colectivo. ¡Viles egoístas!

“Es claro que se dan casos aislados extraordinariamente difíciles y complejos en que sólo realizando los mayores esfuerzos puede determinarse con exactitud el verdadero carácter de tal o cual “compromiso”, del mismo modo que hay casos de homicidio en que no es nada fácil decidir si éste era absolutamente justo e incluso obligatorio (como, por ejemplo, en caso de legítima defensa) o bien efecto de un descuido imperdonable o incluso resultado de un plan perverso ejecutado con habilidad. Es indudable que en política, donde se trata a veces de relaciones nacionales e internacionales muy complejas entre las clases y los partidos, se registrarán numerosos casos mucho más difíciles que la cuestión de saber si un “compromiso” contraído con ocasión de una huelga es legitimo o se trata de una alevosía de un esquirol, de un jefe traidor, etc. Preparar una receta o una regla general (¡“ningún compromiso”!) para todos los casos es absurdo.”

Y esa fue la absurdidad que, traducida en derrota, hoy quieren explicar «objetivamente» como producto de un fraude.

“Hay que tener la cabeza sobre los hombros para saber orientarse en cada caso particular. La importancia de poseer una organización de partido y jefes del mismo, dignos de este nombre, consiste precisamente, entre otras cosas, en llegar −mediante un trabajo prolongado, tenaz, múltiple y variado de todos los representantes de una clase determinada capaces de pensar − a elaborar los conocimientos y la experiencia necesarios y, además de los conocimientos y la experiencia, la sagacidad política precisa para resolver pronto y bien las cuestiones políticas complejas.”

Y vaya que plantear una Refundación, por ejemplo, es una cuestión política super compleja. Pero no puede plantearse esta cuestión en base a fórmulas dogmáticas y preconcebidas. Peor aún si se contrabandea un ideario liberal, se lo disfraza de Refundación y se lo administra como purgante a quienes tienen por lo menos una intuición del proceso refundador, pero que no pueden desarrollarlo por sí solos, aislados/as, sin debates ni compromisos con otras propuestas refundacionales. Pero eso requiere la organización, el trabajo prolongado, tenaz, audaz, múltiple, horizontal, democrático… precisamente para elaborar conocimientos y experiencia articulada y no para aislarse. ¡Hay que tener la cabeza sobre los hombros! ¡Hay que abandonar el moralismo de la pureza ideológica!

“Las gentes ingenuas y totalmente inexpertas se figuran que basta admitir los compromisos en general para que desaparezca toda línea divisoria entre el oportunismo, contra el que sostenemos y debemos sostener una lucha intransigente, y… [la filosofía de la praxis y la Refundación].”

Y vaya que, incluso entre gente veterana, hemos visto altas dosis de ingenuidad e inexperiencia pues acusan a todas las izquierdas y a otros movimientos sociales de abajo de no tener ninguna diferencia con el oportunismo “rosado”, los/as orejas “rosa-lilas” y toda clase de infiltración de derecha. Tremendo error en un país como Guatemala donde todo mundo, TODO MUNDO, se comporta de modo dogmático, sectario, falsamente protagónico y farisaicamente puro. Nadie sabe hacer compromisos de los que vale la pena hacer, compromisos con y entre los/as de abajo, pactos auto-críticos y auto-limitadores, acuerdos contra-hegemónicos, de esos que deben servir para la emancipación y liberación de los/as excluidos/as. Esos no son los compromisos que se pueden hacer entre neoliberales y sus sujetos subalternos; tampoco entre académicos/as y sus ingenuos/as seguidores incluso dentro de los movimientos sociales y de abajo. Mucho menos cuando se trata de gente con un historial de fracasos y fraccionalismo y quieren usar el presente para finalmente lograr lo que nunca pudieron lograr en el pasado. Tanto año después de los Acuerdos de Paz, la ORPA (MLP) sigue reclamando en soledad la vanguardia de los/as más excluidos/as, las FAR (Convergencia) siguen hablando como si estuvieran en las montañas y la URNG sigue creyendo que la agenda de los años 90 sigue vigente veinte años después de su fracaso. Y así sigue el desfile de los/as izquierdas puras que han abandonado los principios fundamentales de la filosofía de la praxis y no se han actualizado con las Idea radicalmente plurinacional, democrática y participativa de la Refundación. Claro, es una Idea que amenaza a los/as viejos/as líderes de la vieja izquierda. Porque la Idea de la Refundación es una idea imperfecta, polisémica, de “compromisos” que hay que alcanzar por su propia naturaleza orgánica y polisémica, democrática, pluralista, radicalmente contra-hegemónica y rupturista. No se puede hablar de Refundación al mismo tiempo que se despliega un esencialismo de etnia, clase o cultura o un posicionamiento político de pureza política o moral. El compromiso debe ser primero y siempre con el proceso, con el acontecer, con la construcción del poder constituyente desde abajo, desde la exclusión, desde los márgenes, desde las víctimas.

“Pero a esas gentes, si todavía no saben que todas las líneas divisorias en la naturaleza y en la sociedad son variables y hasta cierto punto convencionales, se les puede ayudar únicamente por medio del estudio prolongado, la educación, la ilustración y la experiencia política y práctica.”

Hace falta mucho que aprender. Y aprender no implica la mera repetición de los mismo, por la misma gente, con los mismos manuales y fórmulas trilladas de siempre. Aprender requiere de una reforma moral e intelectual, un proceso atento y disciplinado de cambio propio, un proceso horizontal y participativo donde nos cambiamos mutuamente y de modo colectivo. Aprender, dice Lenin, requiere de estudio prolongado y muchas veces ayudar a la gente a adquirir entendimiento de las líneas divisorias en la naturaleza y la sociedad requiere educación, ilustración así como experiencia política y práctica.

“En las cuestiones prácticas de la política de cada momento particular o específico de la historia es importante saber distinguir aquellas en que se manifiestan los compromisos de la especie más inadmisible, los compromisos de traición, que encarnan un oportunismo funesto para la clase revolucionaria, y consagrar todos los esfuerzos a explicar su sentido y a luchar contra ellas.”

Hacer política democrática, plurinacional y refundacional requiere mucho conocimiento y no todo obtenido en ámbitos académicos. Aunque requiere experiencia política y práctica, también requiere discernimiento ideológico para saber distinguir entre “compromisos de traición” que encarnan oportunismo funesto y compromisos, sobre todo entre fuerzas emancipadoras, que abren o son capaces de abrir el campo de las posibilidades incluso en contra de lo que dicen que es imposible. Por eso hay que tener cuidado con varias formas de oportunismo que van desde el etno-chovinismo (lo que en los años 90 se llamaba el panmayanismo, lo que hoy se llama el abyayalismo y que inevitablemente cae en posiciones comunitaristas y espiritualistas, al estilo “New Age”, que no tienen cabida en una concepción postmetafísica del Buen Vivir) hasta la defensa de las alianzas directas o indirectas con la pequeña burguesía (“los pequeños y medianos empresarios”) e incluso con los míticos “militares progresistas” (¡una o dos golondrinas no hacen verano!) como si esto fuera producto de un mejor y más realista análisis social, como si esto fuera progresista en el momento histórico presente o como si esto fuera más consecuente con los intereses y demandas de los/as de abajo que los compromisos posibles y necesarios con otros movimientos sociales de abajo.

“Tales [han sido] las manifestaciones principales de estos compromisos inadmisibles y traidores, que en su conjunto han terminado en un oportunismo funesto para [los grupos y movimientos subalternos] y para su causa [emancipadora]”.

“…Rechazar  del  modo  más  categórico  todo  com-promiso con los demás partidos… toda política de maniobra y conciliación”…

Eso dicen los izquierdistas de pacotilla, provinciales, oportunistas y, sobre todo, esos/as que ven en los movimientos de hoy la última oportunidad para redimir sus sectarismos del pasado. Ya no tienen tiempo. Ya están gastados/as. Adiós.

“Hacer la guerra para derrocar a la burguesía internacional, una guerra cien veces más difícil, prolongada y compleja que la más encarnizada de las guerras corrientes entre Estados, y renunciar de antemano a toda maniobra, a explotar los antagonismos de intereses (aunque sólo sean temporales) que dividen a nuestros enemigos, renunciar a acuerdos y compromisos con posibles aliados (aunque sean provisionales, inconsistentes, vacilantes, condicionales), ¿no es, acaso, algo indeciblemente ridículo? ¿No viene a ser eso como si en la difícil ascensión a una montaña inexplorada, en la que nadie hubiera puesto la planta, se renunciase de antemano a hacer a veces zigzags, a desandar a veces lo andado, a abandonar la dirección elegida al principio para probar otras direcciones? ¡¡Y gentes tan poco conscientes, tan inexpertas (y menos mal si la causa de ello es la juventud, autorizada por la providencia a decir semejantes tonterías durante cierto tiempo) han podido ser sostenidas directa o indirectamente, franca o encubiertamente, íntegra o parcialmente, poco importa, por algunos miembros…”

… de los partidos autodenominados liberadores del pueblo. Pero, claro, cuando no es solo su juventud la que mantiene posiciones sectarias y ridículas, sino cuando son sus líderes/zas fogueados en las trincheras de la lucha popular. Eso es más absurdo todavía.

“Nuestra teoría, decían Marx y Engels, no es un dogma, sino una guía para la acción, y el gran error, el inmenso crimen de marxistas “patentados” [de esos honoris causa falsificados…] consiste en no haber entendido esto, en no haber sabido aplicarlo en los momentos más importantes…”

… de la construcción del poder constituyente. Hacer caso omiso u olvidar esta verdad fundamental de la política democrática, rupturista y refundacional se ha traducido, inevitablemente, en otra derrota electoral para los/as de abajo. Y es preciso que la gente responsable reconozca su error honradamente y sin temor y aprenda a corregirlo en lugar de esconderse detrás del grito de “fraude, fraude” como única y principal justificación de su derrota.

“El error ha consistido en negarse a participar en [compromisos y alianzas con otros movimientos sociales, colectivos urbanos e incluso con el reformismo centrista]; el error ha consistido en múltiples manifestaciones de esta enfermedad infantil del “izquierdismo” [y del moralismo] que  ahora se ha exteriorizado y que gracias a ello será curada mejor, más pronto y con mayor provecho para el organismo.

Fuente de citas: Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, edición del Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx, México, 2011, pp. 95-102.

Imagen: liberationschool.org

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