¿Qué hacer con tanta incoherencia y pedantería de la demencia pequeño burguesa?

Mario Roberto Morales propone, de nuevo, un programa “liberal” de “desarrollo” totalmente extremo centrista y “rosa-lila” como esos, de los peores, que él se pasa rechazando cuando no es él quien los propone. Es tan “rosa-lila”, tan extremo centrista, tercerviísta y liberal que suena como plagiarismo de ideas del PNUD, la CEPAL, USAid or incluso el BCIE. De hecho, suena como una propuesta igualita a las de lo que él pedantemente llama “oenegismo culturalista de derecha moderada”. Y detrás de la propuesta se haya el viejo dogma manualero de que hay que desarrollar a la clase media (la clase trabajadora) y un “capitalismo democrático” como precondiciones para una revolución. Aquí lo que propone como primer punto de su programa:

“El país necesita un desarrollo democrático del capitalismo. Esto quiere decir que debe haber muchos (y no pocos) capitalistas que basen su trabajo en el ideario liberal, el cual consta de tres principios: igualdad de oportunidades (no de logros), libre competencia y control estatal de monopolios. Esto, para que den empleo a muchos trabajadores asalariados a fin de ensanchar las capas medias y que lleguemos a tener una minoría de ricos, otra de pobres, y una clase media mayoritaria que le dé estabilidad a la estructura clasista del país.” https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2021/06/30/que-hacer-con-este-pais/

¿Están Codeca y el MLP de acuerdo con las incoherencias que propone su asesor? ¿Están de acuerdo con restaurar los planes de una social-democracia centrista, rosa-lila, de derecha (o izquierda) moderada estancada ideológicamente en los años 1960s y 1970s que, a su vez, querían resucitar las políticas de un capitalismo democrático de la Revolución de Octubre? ¿Están de acuerdo con esos planes que proponían “progresar a muchísimos empresarios pequeños y medianos, que son los que democratizarían el capitalismo oligárquico, monopolista y atrasado que padecemos en forma de falta de más empresarios y de empleo”? ¿Están de acuerdo con esos viejos esquemas que hablaban de “impulsar la pequeña, mediana y gran empresa no-oligárquica”? Porque eso, en efecto, es lo que propone también la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa de Guatemala (ASOPYME).

Olvidando por completo lo que explícita y enfáticamente proponen Codeca, el MLP y otros movimientos sociales en Gt, es decir, el llamado a refundar y construir un Estado plurinacional, Morales habla de “Hacer del Estado una institución eficiente, proba y pequeña, pero fuerte” porque – las redundancias son abundantes – “un Estado pequeño y débil (como lo quiere el neoliberalismo) no vale la pena luchar”.

Para completar la propuesta extremo-centrista que, de sus labios, es por supuesto super avanzada, Morales propone – de nuevo – “Impulsar un proyecto político capitalista, pero antioligárquico y antineoliberal, nacional-popular, interclasista e interétnico.” Noten que esto NO tiene nada que ver con las propuestas que han hecho Codeca, Waqib Kej, ASP, CPO, etc., etc. Las propuestas de Morales rayan en la abstracción y la incoherencia y son típicas de un provocador pequeño burgués (expulsado de las filas de la vieja izquierda misma a la que hoy él tanto odia y rechaza) que se ha vuelto de hecho un agente de la derecha (sus críticas a las ONG son ahora lugarcomún entre los/as miembros/as del Pacto de Corruptos) que ahora, en la plenitud de su demencia, quiere hacer pasar estas propuestas como si fueran demandas del pueblo! Realmente, es el trabajo de un agente rosa-lila que se llena la boca diciendo que hay que pensar críticamente sobre el bicentenario, al mismo tiempo que propone regresar el reloj al siglo XIX.

Y para vender más copias de sus (altamente plagiados) manuales sobre “interculturalidad”, propone educar al pueblo en “la historia intercultural de su país”. ¿Y cómo define esto? Con redundancias de esas que abundan en cursos manualeros de primer ingreso (o de escuela primaria!): “las diferencias culturales son históricamente gestadas”. Algo interesante es que el Gobierno de Giammattei, un gobierno cacifista de restauración total, acaba de anunciar la creación de un viceministerio de interculturalidad y realmente hay que pensar si Morales va a ser postulado para dirigirlo o es por lo menos uno de los referentes intelectuales del mismo.

La propuesta de Morales, como un todo, no se diferencia de otras propuestas que han salido de sectores empresariales de Gt y que se diseminan en la prensa de la derecha (ver, por ejemplo, https://elsiglo.com.gt/2019/05/09/obstaculos-corporativos/). Es una propuesta que fue recientemente discutida por Kamala Harris en su visita a Guatemala y ante la cual USAid y el BCIE ya están metiendo sus manos con US$100 millones de capital (ver https://www.prensalibre.com/economia/mipymes-guatemaltecas-podran-acceder-a-una-linea-de-credito-de-us100-millones-y-los-requisitos-que-debera-cumplir/). O sea que Morales complementa a estas organizaciones del sistema, supuestamente contra el Cacif, para fortalecer al sector corporativo y privado pero “no monopólico” de Guatemala.

Marx solía decir de los agentes ideológicos de la pequeña burguesía oportunista lo siguiente:

“En países como Francia, donde los campesinos constituyen bastante más de la mitad de la población, era natural que los escritores que defendiesen la causa del proletariado contra la burguesía, aplicasen a su crítica del régimen burgués el rasero del pequeño burgués y del pequeño campesino, y defendiesen la causa obrera desde el punto de vista de la pequeña burguesía. Así se formó el socialismo pequeñoburgués”

Este socialismo analizó con mucha sagacidad las contradicciones inherentes a las modernas relaciones de producción. Puso al desnudo las hipócritas apologías de los economistas. Demostró de una manera irrefutable los efectos destructores de la maquinaria y de la división del trabajo, la concentración de los capitales y de la propiedad territorial, la superproducción, las crisis, la inevitable ruina de los pequeños burgueses y de los campesinos, la miseria del proletariado, la anarquía en la producción, la escandalosa desigualdad en la distribución de las riquezas, la exterminadora guerra industrial de las naciones entre sí, la disolución de las viejas costumbres, de las antiguas relaciones familiares, de las viejas nacionalidades.

Sin embargo, el contenido positivo de ese socialismo consiste, bien en su anhelo de restablecer los antiguos medios de producción y de cambio, y con ellos las antiguas relaciones de propiedad y toda la sociedad antigua, bien en querer encajar por la fuerza los [133] medios modernos de producción y de cambio en el marco de las antiguas relaciones de propiedad, que ya fueron rotas, que fatalmente debían ser rotas por ellos. En uno y otro caso, este socialismo es a la vez reaccionario y utópico.”

Manifiesto del Partido Comunista.

En la época del Antropoceno, la crisis climática, la globalización capitalista, los tratados de libre comercio y las zonas francas, el capitalismo del desastre, el extractivismo y el precariado, proponer un retorno a las antiguas relaciones de propiedad y su modelo específico de formación social es peor que ingenuo. Es, de hecho, reaccionario y utópico. En una coyuntura de restauración total del neoliberalismo cacifista con corrupción permitida y represión ampliada, cuando se ha intensificado la guerra de posiciones y ha adquirido la forma de una guerra jurírica, cultural y social, proponer un interculturalismo académico es proponer la disolución de las diferencias (recordemos las críticas de Morales, usando el lenguaje de la extrema derecha, a la “ideología de género”; recordemos su desdén de los reclamos étnicos como producto del financimiento externo de Soros) y la renuncia a la política de la autonomía y el reconocimiento mutuo. En la imaginaria patria de Morales, incluso las demandas del recientemente emergido Consejo Nacional Empresarial aparecen más realistas e incluso más radicales. Demandar un “futuro sin Cacif”, sus prácticas cooptadoras, sus monopolios familiares-empresariales y su versión de capitalismo del desastre (cacifismo), es hoy, claro, una consigna ampliamente compartida, pero desde el punto de vista de los/as de abajo, es insuficiente. En muchas asambleas comunitarias se escuchan con frecuencia las palabras “Buen Vivir” y Refundación.

Allí lo tienen pues, en todos sus colores, desde el color rosa hasta el lila, el anhelo de restablecer los antiguos medios de producción y de cambio (supuestamente más materiales que la especulación financiera internacional), y con ellos las viejas relaciones de propiedad y toda la sociedad pequeño burguesa que la Primavera quiso crear, pero hoy en su máxima expresión pedántica e incoherente con los tiempos, desafíos y demandas del presente.


Marco Fonseca es Doctor en Filosofía Política y Estudios Latinoamericanos por parte de la York University. Actualmente es instructor en el Departamento de Estudios Internacionales de Glendon College, York University. Su libro más reciente se titula «Gramsci’s Critique of Civil Society. Towards a New Concept of Hegemony» (https://goo.gl/Oeh4dG).

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